2 días en Nusa Penida desde Bali
Las islas Nusa son tres pequeños territorios situados al sureste de Bali, a tan solo 40 minutos. Sus nombres son Nusa Lembongan, Nusa Ceningan y Nusa Penida. De ellas la más grande y la más turística es Nusa Penida y allí es donde vamos a viajar hoy.
Para viajar a cualquiera de las tres, es aconsejable llevar suficiente dinero en efectivo (los cajeros automáticos no abundan) y es muy recomendable sacar los billetes con antelación para evitar esperas y colas en el puerto.
Día 1: Traslado y excursión de medio día en Nusa Penida: Angel’s Billabong, Kelingking Beach y Crystal Bay
Made, nuestro conductor se había encargado de conseguirnos los billetes para el barco hacia Nusa Penida, nos salió por unos $20 por persona cada trayecto y estaba incluido el traslado desde el hotel. Había varios horarios para escoger, pero elegimos el de las 8 am para que así nos diera tiempo de ver parte de la isla ya que solo íbamos a estar 2 días. El barco o fast boat, salía del puerto de Sanur así que nos pillaba muy cerquita, pero aún así no hubiéramos podido ir caminando porque esta como a 10 minutos en coche y además cargando con el equipaje, por lo que nos vino muy bien tener el traslado incluido. Hay varias empresas que realizan este trayecto, la nuestra era El Rey Junior. Elegimos esta porque hace el trayecto directo y tarda 1 hora, mientras que otras paran en Nusa Ceningan, mejor dicho, en una plataforma frente a la isla donde te tienen esperando hasta que llegan más botes y pierdes un montón de tiempo, así que asegúrate si vas a ir, que sea directo. El puerto de Sanur no es tal, es como un paseo en la orilla del mar donde cada empresa de botes tiene su chiringuito, buscamos el de El Rey, entregamos el papel con la reserva, nos dieron la tarjeta de embarque y nos etiquetaron las maletas, que acto seguido las subieron a un carromato a la espera de que llegase el barco. Hasta entonces, nos invitaron a sentarnos en unas sillas de plástico dentro del chiringuito, bueno, al menos, estábamos a la sombra.
Cuando el barco llegó, nos dirigieron a él caminando por la arena hasta la orilla, así que aconsejo llevar chanclas. Hubo que embarcar con los vaivenes de las olas, mojándonos, así que recomiendo ir en traje de baño y antes de subir te hacían echar lo que llevases de calzado en un cubo al que iban a parar sandalias, chanclas, deportivas de todo el mundo, juntos y revueltos, así que si eres un poquito escrupuloso, mejor llevar una bolsita para meter tu calzado y guardarla en la mochila o bolso.
El destino final del barco era Nusa Lembongan y hacía parada en Nusa Penida. El viaje fue muy agradable y hubo un momento que aminoró la velocidad porque estaba pasando un bandada de delfines. Enseguida empezamos a ver las costas de Nusa Penida. Hay varios puertos en la isla y cada naviera llega a uno. Nosotros elegimos este porque era el que estaba más cerca del hotel que habíamos reservado. Más que puerto, era un pequeño embarcadero en medio de la nada, menos mal que había muchos conductores esperando. Hablé con uno de ellos y acordamos el precio tanto para el traslado al hotel (7€), como para luego hacer el tour por la isla (15€ medio día y 25€ día completo). Habíamos reservado el hotel en la zona de Crystal Bay porque nos pareció que era la mejor playa de la isla, ya que por otras zonas, a pesar de que los hoteles estaban en la orilla del mar, no tenían playa sino un muro al mar, así que elegimos esta zona porque aunque los hoteles no están justo en la playa, están a un corto paseo y al menos hay playa de arena. Tardamos unos 20 minutos en llegar por una carretera bastante mala, con mucho bache y cuestas pronunciadas. Por cierto, esta isla no es para recorrerla en bici, como mucho en moto y aún así no lo aconsejo, mejor en coche. El hotel era el Crystal Bay pool view bungalows, que está junto con el resto de los hoteles de la zona en una pequeña aldea de Mahaloka Valley, rodeado de frondosa vegetación, la verdad es que el sitio es muy auténtico. Es un hotel pequeñito de 6 cabañas o bungalows, restaurante al aire libre y piscina. Nos recibió el chico que se encarga del hotel, Made (sí, otro Made). Muy majo y como bienvenida cogió un coco de una palmera, lo abrió y nos lo ofreció. Aunque era temprano nos dio la llave del bungalow sin problemas. Tanto el dormitorio como el baño estaban bien puestos, sin lujos, pero agradable y de buen tamaño, más que bien para el precio $25 habitación doble por día.
Dejamos las cosas y salimos porque el conductor nos estaba esperando para nuestro primer recorrido por la isla. Para ese día planificamos hacer la zona más próxima al hotel, la parte oeste de la isla, Angel’s Billabong, Kelingking beach y para finalizar la playa de Crystal bay.
Lo que íbamos viendo por el camino eran pequeñas aldeas y hoteles tipo bungalow dispersos, nada de grandes ciudades, esto es, precisamente el atractivo de esta isla. Nuestra primera parada fue Angel’s Billabong y tardamos algo menos de 1h, si se pudiera ir en barca sería mucho menos tiempo, pero por carretera hay que dar mucho rodeo para llegar.
Angel’s Billabong es una formación rocosa espectacular en el borde de un acantilado. Se forman piscinas naturales en las que puedes bañarte, pero solo si la marea está baja. Después continuamos subiendo para ver Broken beach, una especie de puente que se ha formado en la roca por la erosión. Dicen que desde aquí se pueden ver Mantas Raya, pero no vimos ninguna.
Luego seguimos hacia Kelingking beach, tardamos unos 30 minutos en llegar y para mi es, sin duda, el lugar más bello de la isla.
También es conocida como Tiranosaurio o T Rex porque su forma se parece a la cabeza de este tipo de dinosaurios. Hay empinadas y peligrosas escaleras para bajar a la playa y también hay carteles que te avisan que el baño está prohibido por las fuertes corrientes, así que mejor no bajar y contemplar el precioso paisaje desde el mirador. No hay que pagar entrada.
Finalizada la visita regresamos al hotel y nos fuimos paseando a la playa para darnos un bañito y ver la puesta de sol, que según dicen, Crystal Bay beach es el mejor sitio para verla. Nos equivocamos de camino y dimos más vuelta de la necesaria, pero por fin llegamos. La playa de Crystal Bay, está bien, pero tampoco es espectacular, hablamos con uno de los chicos que pululaba por allí para informarnos para hacer snorkel al día siguiente si nos daba tiempo al volver de la excursión y luego nos bañamos. Nos sentamos tranquilamente en la arena para ver la puesta de sol, pero unos nubarrones negros no permitieron que la pudiésemos ver en todo su esplendor.
Regresamos al hotel, esta vez por el buen camino y disfrutamos viendo la flora y fauna de alrededor. La frondosa vegetación de toda la zona es tipo selva tropical.
Cenamos en el hotel porque no había ningún otro sitio donde escoger. No tenían mucha variedad, pero la comida era rica y barata. El restaurante lo cerraban a las 20:30 y luego ya no había nada más que hacer, así que decidimos darnos un baño en la piscina, se puede usar de noche siempre que no hagas mucho ruido. Enseguida tuvimos que volver a la habitación porque estalló una tormenta impresionante, así que, a dormir.
Día 2: Nusa Penida. Costa este (Diamond Beach, Atuh beach, Thousand Islands view point, Crystal Bay Beach)
Después de la tempestad llega la calma y tras la tormenta de la noche anterior, amaneció un precioso día soleado. Fuimos a desayunar y preguntamos a Madé que problema había porque no teníamos wifi, nos dijo, mirando hacia arriba, que había caído un rayo en la antena y que la estaban reparando. Miramos a la montaña de enfrente y efectivamente, vimos la antena y a un señor subido a ella que la estaba reparando. Mientras desayunábamos nos dimos cuenta que el paraíso también tiene sus fallos, por un lado, esta isla está en la ruta de aproximación al aeropuerto de Ngurah Rai (Denpasar), con lo cual el ruido de aviones era frecuente, pasaban justo por encima de nosotros y por otro lado, están ampliando el hotel por detrás de la piscina y también había ruido de las obras. Menos mal que nos íbamos de excursión y para cuando regresásemos los obreros ya se habrían ido. Los planes eran recorrer la parte este de la isla. El conductor estuvo puntual, pero nada más salir se quedó atorada una rueda del coche en el fango y él no tenía mucha idea de cómo sacarla, así que tras darle algunos consejos, dimos una vuelta por allí para hacer tiempo e hicimos algunas fotos. Nos fijamos en cosas que no habíamos visto el día anterior, por ejemplo, un pequeño cementerio lleno de pequeños templitos que debían de ser las tumbas, la típica casa balinesa que consta de varias dependencias todas en edificios separados dentro del mismo recinto, por un lado el pequeño edificio del dormitorio que además suele ser común para todos los miembros de la familia, por otro lado la cocina, por otro el aseo y lo que nunca puede faltar es el pequeño templo al que todos los días ponen ofrendas. Estas consisten en unas pequeñas cestitas en las que ponen flores y hasta alimentos y unas varillas de incienso. Vimos a una mujer que llevaba una cesta grande llena de pequeñas cestitas y las iba repartiendo, en el templo, en la entrada de la casa, en los pequeños templitos que hay por el camino, etc. De hecho tienes que tener cuidado de no pisarlas porque las ponen por todas partes. Cuando volvimos, el conductor seguía tratando de resolver el problema y por fin nos estaba haciendo caso de poner maderas o piedras bajo la rueda, pero para ello estaba utilizando el gato para levantarla. Bueno el caso es que al final logró sacar el coche y empezamos el recorrido.
La primera parada fue en Diamond Beach, una playa preciosa en el extremo oriental de la isla y a la que se puede acceder desde hace poco tiempo. Tiene escaleras para bajar, pero la marea estaba alta y prácticamente cubría la playa, así que no era para nada recomendable bajar.
Allí mismo, siguiendo un camino que salía del mirador, está Atuh Beach, otra de las playas que estaba en nuestro recorrido y una de las más famosas de Nusa Penida. También tenía un mirador con un chiringuito o warung y unas escaleras para bajar hasta la playa, pero dado que el mar seguía bravo, decidimos quedarnos tomando algo en el chiringuito y disfrutando del paisaje. Por el contrario que Diamond Beach, que está totalmente virgen, Atuh Beach está más preparada con tumbonas y sombrillas y puedes ir a pasar el día tranquilamente.
De allí nos fuimos a Thousand Islands View Point, que aunque está al lado, hay que dar un rodeo de 30 minutos para llegar por carretera. Se paga una pequeña entrada, pero no llega a 1€. Bajas por una ladera hasta un punto en el que ves un montón de pequeñas islitas. Se llegan a ver las playas de Diamond Beach y Atuh Beach, pero no se puede acceder a ellas desde aquí.
Íbamos a continuar hacia el interior de la isla para ver Teletubbies Hill, pero comenzó a llover y decidimos volver al hotel y comer en la playa. Crystal Bay Beach tiene varios chiringuitos con comida y bebida aunque son bastante rústicos. Nos sentamos en una mesa bajo una sombrilla que estaba a la orilla de un riachuelo que desemboca en la playa y comenzamos a mirar la carta. Cuál sería nuestra sorpresa cuando vemos que viene a atendernos un señor de un chiringuito del otro lado del riachuelo. El pobre hombre tenía que estar cruzándolo todo el tiempo para atender las mesas.
A pesar del aspecto del chiringuito, no se comía mal y además era muy económico. No volvimos a ver al chico con el que habíamos hablado para hacer snorkel, así que como además estaba para ponerse a llover en cualquier momento, decidimos no hacerlo y alquilamos unas tumbonas para descansar un rato en la playa. Ese día tampoco hubo suerte con la puesta de sol, es más, tuvimos que salir corriendo de la playa porque se levantó un vendaval acompañado de lluvia, que de allí al hotel, nos calamos. Casi no podemos salir a cenar del diluvio que estaba cayendo y por supuesto, seguíamos sin wifi. No tuvimos más remedio que irnos pronto a la habitación y aprovechamos para preparar el equipaje porque al día siguiente volvíamos a Bali, más concretamente a Ubud.
Pincha en la foto para ver el vídeo de Nusa Penida –>
muchas gracias¡¡¡ es una información muy útil para planificar un viaje.