En pleno corazón de la Sierra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se encuentra este pequeño pueblo situado en un fértil valle rodeado de frondosa vegetación. Gracias a la ingeniería hidráulica hecha en los tiempos en que estuvo ocupado por musulmanes, se hicieron un buen número de fuentes que permitieron el establecimiento de una alquería, es decir, una pequeña comunidad rural de unas pocas casas, formada por una o varias familias, que se dedicaban a explotar las tierras de los alrededores, así como al ganado. Se cree que esta alquería fue fundada por el noble árabe, Mussa, por lo que se le llamó Valle de Mussa o Vall de Mussa, de ahí su nombre actual.
Valldemossa está situada al oeste de la isla de Mallorca, en plena Sierra de Tramontana, en las Islas Baleares (España)
¿Cómo llegar?
- En vehículo propio: Desde Palma tienes que tomar la Ma-1110 dirección Valldemossa. Se tarda 30 minutos aproximadamente.
- En bus: línea 203 que sale de la Estación Intermodal de Palma. La duración del viaje es de aproximadamente 45 minutos. Puedes comprobar horarios y precios aquí
- Taxi: Tarda unos 30 minutos y el precio está entre 50 y 60€
¿Dónde alojarte?
Esta visita la podrás hacer en el día estés alojado donde estés en la isla, pero yo te recomiendo alojarte 2 o 3 días en alguno de los pueblos de la Sierra de Tramontana para recorrerla con tranquilidad porque tiene muchísimas cosas que ver.
Si decides alojarte en Valldemossa hay varios hoteles con encanto, pero ya te digo que baratos no son. También puedes encontrar casas rurales por la zona.
¿Qué comer?
A parte de los platos tradicionales de la cocina mallorquina que puedes ver aquí, no dejes de probar la famosa coca de patata con un buen chocolate caliente, en invierno o con una horchata o granizado de almendras en verano. La coca de patata es un bollito dulce ligero y esponjoso elaborado con harina, huevos y patatas. También es típico el gató de almendras, un bizcocho o tarta que data del siglo XVII y que se acompaña igualmente con un buen chocolate caliente, en invierno o con una horchata o un granizado de almendras en verano.
¿Dónde aparcar?
Hay dos aparcamientos, uno a la entrada y otro a la salida del pueblo. Si aparcas en la calle ten en cuenta que hay O.R.A o Zona Azul incluso los domingos.
¿Qué ver?
- Antiguo lavadero
- Iglesia de San Bartolomé
- Casa natal de Santa Catalina Thomas
- Calles de Valldemossa
- Real Cartuja de Valldemossa
- Palacio del Rey Sancho
- Museo Frederic Chopin y George Sand
- Jardines Rey Juan Carlos
- Moli de Sa Beata
- Costa Nord
- Puerto de Valldemossa
Como veníamos de ver Son Marroig y Deià, llegamos a Valldemossa a la hora de comer y buscamos en Tripadvisor un restaurante que tuviera cocina tradicional mallorquina y buenas opiniones. Nos decidimos por el restaurante QuitaPenas y hacia él nos encaminamos visitando de paso:
VISITA A VALLDEMOSSA
1.- Antiguo lavadero
De camino al restaurante, callejeando por las preciosas calles de casas de piedra y ventanas verdes, nos topamos con el antiguo lavadero. Está ubicado en el carrer Catalina Homar esquina carrer Rei Sanxo. Este lavadero se convertía en lugar de tertulia donde las mujeres, además de hacer la colada, compartían los sucesos y comentarios del pueblo. Frente al lavadero hay una cruz barroca de principios del siglo XVIII.
Continuamos caminando 1 minuto más por el carrer Nicolau Calafat que termina en el Carrer Vell y de frente vimos el restaurante QuitaPenas (Carrer Vell, 4)
El interior está muy bien decorado con antigüedades que le aportan mucho encanto.
Y en la parte de atrás tiene una terraza muy agradable decorada con antiguos objetos de labranza y otros enseres tradicionales.
La carta no es muy variada porque su especialidad es el pa amb oli o pamboli, que significa literalmente pan con aceite. El pamboli consiste en una rebanada tostada de pan negro de harina de xeixa o pan payés, un chorrito de aceite de oliva, tomates de ramallet untados y encima le ponen una variedad de ingredientes. Lo normal, para 2 personas, es compartir una tabla de 4 unidades variadas. La nuestra llevaba uno de queso, otro de salchichón o fuet, otro de sobrasada y otro de camaiot, todos ellos productos típicos de la isla. Lo acompañamos con cerveza artesana servida en vaso compostable, todo muy ecológico. Por cierto, no hay café. La tabla y tres cervezas nos salió por unos 40€, me parece algo excesivo para lo que es, pero hay que reconocer que todo estaba muy rico y el sitio es muy pintoresco. También hay una tabla versión vegetariana que lleva uno de queso, otro de alcachofas, otro de berenjena y otro de calabacín.
Al salir del restaurante bajamos por el carrer de la Rosa y el carrer de la Constitució hasta el carrer Rectoría y la plaza Catalina Thomas, donde se encuentra la Iglesia de San Bartolomé.
2.- Iglesia de San Bartolomé o Sant Bartomeu
Está dedicada a este santo que es el patrón de Valldemossa. Es de estilo gótico. La iglesia original se construyó poco tiempo después de la reconquista, en el siglo XIII, pero ha tenido modificaciones posteriores, como el campanario neogótico que es del siglo XX. En su fachada destaca el rosetón central. Alrededor de esta iglesia se originó la población de Valldemossa, por ello se puede decir que la parte baja del pueblo es la zona más antigua.
La iglesia es en planta de cruz latina de una sola nave. Tiene una gran cúpula que levantada sobre pechinas y rematada por una linterna. El altar mayor lo forma un bonito retablo barroco y en los laterales hay 10 capillas, una de ellas dedicada a Santa Catalina Thomás, nacida en Valldemossa,.
Saliendo de la iglesia hacia la derecha, entramos por el estrecho carrer Rectoria, una de las calles más pintorescas de Valldemossa.
A pocos metros encontramos este rincón encantador con una escultura de Catalina Thomás, la primera y única santa de la isla.
3.- Casa natal de Santa Catalina Thomás
Y un poquito más adelante, su casa natal, donde hay una capilla en honor de la santa.
Catalina Thomás nació el 1 de mayo de 1531 en Valldemossa y falleció el 5 de abril de 1574 en Palma. Fue la pequeña de siete hermanos que quedaron huérfanos muy pronto, Catalina quedó huérfana con tan solo 3 años y sus hermanos al no poder hacerse cargo de ella, la confiaron a una familia acomodada que le proporcionó una buena educación aunque también la encomendó la labor de apacentar el ganado por la escabrosa sierra que rodea la localidad. En 1555 abandonó su pueblo natal para hacerse religiosa y dedicó su vida a la oración, pero pronto corrió el rumor sobre su sabiduría y eran muchos los que acudían al convento para obtener su consejo y ayuda, entre ellos el mismísimo obispo de Mallorca.
Se habla de experiencias místicas y de visiones que le permitían ver el futuro. Fue beatificada por Pío VI en 1792 y canonizada por Pío XI en el Vaticano en 1930, tras un largo proceso en el que se presentaron pruebas de los milagros hechos por su intercesión. Es la primera santa nativa de Mallorca y de todas las Islas Baleares. En todo Mallorca hay una gran devoción por ella, pero particularmente en Valldemossa está muy presente, como atestiguan los numerosos azulejos y banderines en honor a la santa que podemos ver por todo el pueblo. Aquí se celebran fiestas en su honor el 27 y 28 de julio. El cuerpo incorrupto de Catalina Thomas reposa en un ataúd de cristal en la iglesia de Santa María Magdalena de Palma, en la Plaza de Santa Magdalena.
En la mayoría de las casas de Valldemossa tienen un azulejo de la Santa para que los proteja y pone Santa Catalina Thomas pregau per nosaltres (Santa Catalina Thomas ruega por nosotros)
Volvemos sobre nuestros pasos para ir en dirección a la Cartuja por el carrer de la Rosa donde encontramos la panadería más antigua de Valldemossa, Can Molinas, la habíamos visto al bajar hacia la iglesia, pero estaba cerrada. Ya habían abierto y pudimos comprar su famosa coca de patata.
Esta panadería se ha hecho famosa, además, por ser el escenario principal de una novela titulada «Pan de limón con semillas de amapola» de Cristina Campos. Yo la estaba leyendo durante mi viaje a Mallorca, así que me hizo mucha ilusión ver los escenarios donde se desarrolla la historia, tanto la panadería, el molino, el puerto de Valldemossa y Sa Foradada. Si no la habéis leído, os la recomiendo y por cierto, también la han llevado al cine.
La coca de patata, como ya os comenté antes, es un bollito dulce, tipo suizo, especialidad de esta casa desde 1920. Tiene una textura ligera y esponjosa y está elaborado con harina, huevos y patatas. Luego, en el momento de servirlo, espolvorean por encima azúcar glass y está muy rico. Lo típico es tomarlo con chocolate caliente o granizado de almendras, especialidad también de la casa.
4.- Calles típicas
Seguimos subiendo hacia la plaza disfrutando del ambiente de las calles empedradas de Valldemossa repletas de tiendas y restaurantes. Además, en esos días se celebraban las fiestas dedicadas a Catalina Thomás, el pueblo estaba engalanado y muchos de los valldemosinos iban ataviados con el traje típico.
Desde la plaza Ramón Llull nos metemos por carrer de Camí Antic a Palma y a poco más de 100 metros encontramos un mirador desde donde se tiene una vista espectacular de la parte baja de Valldemossa con la iglesia de San Bartolomé como protagonista.
Volvimos sobre nuestros pasos y en 3 minutos llegamos a la Cartuja, lo más famoso de Valldemossa.
5.- Real Cartuja de Valldemossa
Visita Real Cartuja de Valldemossa: Horario: lunes a sábados de 10:30-16:00 horas Domingos cerrado Conciertos piano: duración 15 minutos –> 11:00, 11:45, 12:30, 13:00, 13:45h Entrada: 9,50 € adultos, 6€ estudiantes Más información en su web |
La Real Cartuja de Valldemossa fue, inicialmente, un palacio que el rey Jaime II construyó, a principios del siglo XIV para su hijo el rey Sancho I de Mallorca. Durante años fue residencia real, pero a finales del siglo XIV el reino de Mallorca se incorporó al reino de Aragón, el palacio quedó en desuso y fue cedido a los monjes de la Orden de los Cartujos por el rey de Aragón, convirtiéndose así en cartuja. A principios del siglo XV los monjes hicieron reformas para convertir el palacio en convento. Las reformas duraron años y en ellas se dotó a la cartuja de iglesia, claustro, celdas, farmacia y hospedería.
En 1835 con la desamortización de Mendizábal, el estado español le quitó el monasterio a los monjes y lo vendió a particulares. Durante esta etapa la Cartuja recibió a muchos artistas y escritores: George Sand y Chopin, Rubén Darío, Azorín, Santiago Rusiñol, Eugeni d’Ors…
Lo que más destaca del conjunto cartujano es el campanario doble de la iglesia, una de cuyas torres destaca por su alicatado en color verde esmeralda que contrasta con su torre gemela inacabada por la interrupción de las obras de ampliación del recinto tras la desamortización de 1835.
En la visita a la Cartuja se visitan 8 lugares:
Iglesia Jesús de Nazaret
De estilo neoclásico. Su interior está decorado en tonos blancos y dorados, tendencia en ese momento y cuenta con obras de artistas muy importantes de la época entre las que destaca el Descendimiento de la Cruz del retablo mayor, obra de Adriá Ferran y los frescos de Francisco Bayeu, cuñado de Goya.
Museo Municipal
Se compone de cuatro secciones, la antigua imprenta, la sala dedicada al Archiduque Luis Salvador de Austria, la pinacoteca de la Serra de Tramuntana y la colección de Arte Contemporáneo dedicada a Juli Ramis y a los pintores europeos del siglo XX.
Farmacia monástica
Fundada por los cartujos a principios del siglo XVIII y estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XIX. Es una de las mejores conservadas de Europa y de las más antiguas de Mallorca. Después de la desamortización servía a los vecinos de Valldemossa.
Torre del Homenaje o de los huéspedes
Fue construida por los monjes para protegerse de los ataque berberiscos en 1563. Además de ser utilizada como defensa, en ella se acomodaban los religiosos que venían al monasterio de visita y lo más curioso, sirvió como prisión a Gaspar Melchor de Jovellanos, ministro de justicia de Carlos IV, cuando fue desterrado por sus ideas a la Cartuja entre 1801 y 1802. Después sería trasladado a la prisión del castillo de Bellver en Palma.
6.- Palacio del Rey Sancho
El hijo del rey Jaume II padecía asma y su padre pensó que el clima de Valldemossa le haría bien a su salud, por lo que le construyó este palacio donde vivieron hasta que el Reino de Mallorca pasó a pertenecer al Reino de Aragón. Al palacio se accede por una plaza contigua a la Cartuja.
Las celdas
Una vez expulsados los cartujos, sus nuevos propietarios transformaron las antiguas celdas de los monjes en confortables aposentos, alojando a artistas y escritores como Azorín, Unamuno, Eugeni D’ors, Russinyol, pero el más célebre entonces era Rubén Darío, quien vivió allí durante el invierno de 1913.
7.- Celda – Museo Frederic Chopin y George Sand
De ellas, la más famosa es la nº4 donde estuvieron alojados, el invierno de 1838-1839, Frederic Chopin, su pareja, George Sand y los hijos de esta. Antes se mostraba la celda nº2 como la que habitó Chopin, pero estudios posteriores concluyeron que fue la celda nº4 en la que vivió el gran compositor. Allí se expone el piano que supuestamente se trajo Chopin de París. La entrada a la celda se paga aparte y cuesta 5€. La celda se compone de tres espaciosas habitaciones y un jardín.
Frederic Chopin nació en una aldea cerca Varsovia (Polonia) en 1810. Fue profesor, compositor y pianista. A los 8 años tocaba ya el piano con maestría e incluso dio su primer concierto or lo que se le consideró un niño prodigio. Se graduó cum laude en el Liceo y visitó ciudades europeas como Dresde, Praga y Viena donde conoció a grandes compositores. En 1831 se trasladó a París donde tras ganarse la vida dando clase a niños de familias acomodadas, le llegó el éxito, no solo en Francia, en toda Europa. En 1836 conoce a Aurore Dupin, la baronesa Dudevant, periodista y novelista francesa conocida por su pseudónimo, George Sand, y a sus hijos. La pareja comienza su relación y es en 1838 cuando Chopin, que siempre había tenido una salud frágil, empeora y su médico le recomienda el clima de Mallorca. Así llegan a Valldemossa en diciembre de 1838 y alquilan la celda número 3 (que ahora es la 4), para pasar el invierno. Allí él compone muchas de sus obras y ella escribe su famoso libro «Un invierno en Mallorca». En la isla se le diagnostica tuberculosis. El clima lluvioso de aquel año, no le fue bien y tuvieron que salir precipitadamente de la isla en febrero de 1839. Tras diez años en los que siguió componiendo a pesar de su enfermedad, falleció en París en 1849 con tan solo 39 años.
Salón de conciertos
Durante la visita a la Real Cartuja, se ofrece un concierto de 15 minutos de duración que está incluido en el precio. Sin duda esta experiencia, en este ambiente, resulta algo singular.
8.- Jardines del Rey Juan Carlos
Son los jardines que rodean todo el conjunto de la Cartuja. Este espacio era, en el pasado, el patio del claustro. En el precioso jardín, además de mucha vegetación y flores, encontramos pequeños bustos de los residentes más célebres de la Cartuja, como el busto de Chopin o el del Archiduque Luis Salvador de Austria. Hay que reconocer que es un remanso de paz y la entrada es independiente y gratuita.
En los jardines se encuentra también el busto de Catalina Homar, hija de un empleado de una de las fincas que el Archiduque poseía en Mallorca, S’Estaca. Al percatarse el noble de la gran inteligencia de la joven, la nombró encargada de la finca, algo inusual para una mujer en aquella época y gracias a su trabajo y dedicación S’Estaca destacó por la producción de vinos tipo malvasía y moscatel. Se cree que fue el amor mallorquín del Archiduque, una vez fallecida, publicó un libro sobre ella, Catalina Homar. Por cierto, esta finca ahora es propiedad del actor Michael Douglas. El busto es obra de Catalina Sureda, una escultora vinculada a Valldemossa.
9.- Molí de Sa Beata
Un paseo de 30 minutos. A la salida de los jardines de la Cartuja, giramos a la izquierda y cogemos el camino de Son Mosènya. Primero pasamos al lado de un molino, hoy convertido en vivienda particular, que es realmente precioso y está rodeado de jardines muy cuidados.
Después giramos a la izquierda y pasamos bajo un pequeño
y hermoso acueducto que antiguamente abastecía de agua a la
cartuja, conocido como Pont da Sa Tafona.
Subimos por el camino de la derecha hasta que veamos una casita y desde allí tomamos un sendero que se adentra en el bosque y que nos lleva, a través de unas escaleras a la derecha, a un pequeño montículo presidido por una cruz de piedra del siglo XVII y un viejo molino abandonado junto una pequeña capilla construida en homenaje a Santa Catalina Thomàs. Este era el lugar elegido por Catalina para hacer su oración y meditación. Está considerado como un Santuario sagrado para los valldemosines y allí depositan ofrendas florales a la santa. Hoy en día la capilla está muy deteriorada.
Desde este privilegiado enclave, se puede admirar toda la geografía del valle, rodeado por las montañas de la sierra de Tramuntana, con vistas al mar y a la ciudad de Palma. Verdaderamente este entorno invita al recogimiento y a la meditación.
10.- Costa Nord
Es un centro cultural financiado e inaugurado en 2002 por el actor Michael Douglas, propietario de la finca S’Estaca, cerca de Deià, que en su día fue propiedad del Archiduque Luis Salvador de Austria. Dicen que pasa allí los veranos, pero que no se deja ver mucho. Bueno, a lo que vamos, la visita al centro cultural comienza con la proyección de un documental protagonizado por Michael Douglas, en el que resume la historia de esta parte de la isla, desde sus inicios hasta la llegada del Archiduque en 1867. El documental dura 14 minutos.
A continuación se visita la Sala Nixe, que era el nombre del barco del Archiduque y donde se puede admirar una reproducción del interior del barco y también se tiene una experiencia audiovisual que te situará en el interior del velero y te hará vivir las experiencias vividas por el Archiduque en sus excursiones navegando alrededor de la isla.
También se puede hacer la visita «El sueño de un príncipe», que comienza en este centro y continua en las dos propiedades que el noble tenía en la Sierra de Tramontana, el Monasterio de Miramar y Son Marroig.
Además en el Auditorio se hace diariamente una degustación de productos mallorquines y una demostración de ball de bot (conjunto de bailes tradicionales de Mallorca y Menorca).
De junio a septiembre forma parte del ocio nocturno ofreciendo cada noche cenas gastronómicas y diferentes espectáculos. Además el centro cuenta con servicio de cafetería y restaurante.
Centro Cultural Costa Nord Horario: lunes a domingos de 09:00-17:00 horas en verano y de 08:00 – 14:00 horas en invierno. Entrada: 6€ |
11.- Sa Marina, el puerto de Valldemossa
Acabada la visita a Valldemossa, no queríamos irnos sin ver su puerto que está a solo 7 kilómetros, pero eso sí, si te mareas con las curvas, no bajes o tómate una pastilla porque la carretera es bastante estrecha y sinuosa. La bajada se hace un poco pesada, pero las vistas de los acantilados, del mar y del pequeño puerto desde arriba, son espectaculares.
El puerto es pequeñito, un lugar muy tranquilo con solo unas poquitas casas y algún restaurante. La playa es de piedra, pero huele a mar porque no sé si os habrá pasado, que parece que desde hace unos años, las zonas de playa ya no tienen ese olor a mar que tenían antes, sin embargo, aquí sí huele a mar y qué gusto da, me encanta!!! Si tienes tiempo quédate a ver la puesta de sol, seguro que será inolvidable.
La visita a Valldemossa merece muchísimo la pena y si estás en Mallorca, no te la puedes perder.
Otras excursiones por la zona que te encantarán:
- Deià
- Son Marroig
- Monasterio de Lluc
- Sóller
- Fornalutx
- Sant Elm
- Isla Dragonera
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