Antiguamente tuvo el nombre de Robines, pero en el siglo XVI se cambió al actual, que se cree que deriva de Banu Ssálam que significa «hijos de la paz». Binissalem está situado en el centro de la isla de Mallorca y pertenece a la comarca del Raiguer, una de las comarcas vitivinícolas más importantes de la isla a la que también pertenecen otros cuatro municipios, Santa María del Camí, Sencelles, Consell y Santa Eugenia, todos amparados bajo la Denominación de Origen Binissalem. La tradición vinícola de esta tierra se remonta al siglo I a. C, tras la conquista romana, comparándose sus vinos a los mejores de Italia. La producción de vino sobrevivió a la ocupación de los musulmanes, pero fue destruida por una plaga de filoxera a finales del siglo XIX. Para la elaboración de los vinos con derecho a la Denominación de Origen Binissalem, solo se pueden cultivar uvas de las siguientes variedades, de las tintas, Manto Negro, Callet, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Monastrell, Tempranillo y Gorgollasa y de las blancas, Prensall Blanc o Moll, Chardonnay, Macabeo, Moscatel de Alejandría, Moscatel Grano Menudo, Giró Ros y Parellada. Los vinos de D.O Binissalem son de pequeña producción, por ello su precio suele ser más elevado que el de otros vinos españoles.
Enoturismo
Si te gusta el enoturismo, en la D.O. Binissalem podrás hacer la Ruta del Vino que te llevará por los 5 municipios que la componen. Visitando sus bodegas, viñas, caminos, aldeas y pueblos descubrirás un paisaje particular y diferente digno de conocerse en cualquier época del año
Ruta del Vino
Están repartidas por la comarca y son pequeñas o medianas bodegas de tradición familiar, que elaboran vinos únicos de gran calidad y prestigio reconocidos tanto nacional como internacionalmente. Las bodegas ofrecen actividades como visita guiada a las viñas y a las bodegas, con degustación tanto de vino como de productos locales, eso sí, para visitar las bodegas hay que concertar cita previa.
Alojamientos en Binissalem
Estés donde estés alojado en la isla, podrás ir en el día a conocer este bonito pueblo, sus bodegas y sus viñedos, pero si eres de los que prefieren escapar del bullicioso ambiente de las playas y disfrutar del agroturismo, en Binissalem encontrarás alojamientos sencillos y también buenos hoteles rurales donde podrás relajarte en plena naturaleza. Las playas de Alcudia, Sóller o Pollensa están a poco más de 30 minutos. Desde aquí también podrás hacer senderismo o excursiones por los preciosos pueblos de la Sierra de Tramontana. En definitiva, Binissalem es un buen lugar para pasar unas vacaciones tranquilas disfrutando del verdadero ambiente mallorquín.
De los 5 municipios que forman la comarca, nosotros visitamos solo Binissalem. Cuando entramos en el pueblo, nos dejamos guiar por la torre de su iglesia que nos condujo hasta el centro.
Un paseo por Binissalem
Entrando en el pueblo por Carrer Bonaire, que más adelante cambia de nombre a Carrer Concepció, la preciosa torre de su iglesia te va conduciendo hasta el centro.
Justo antes de llegar al Ayuntamiento, que reconoceremos por las banderas ondeando en sus balcones, giramos a la derecha por Carrer de Sant Vicent de Paul, al final de esta calle, nos metemos a la derecha por carrer de Sa Rectoria y veremos una gran explanada donde podemos aparcar de forma gratuita. Una vez aparcado el coche, comenzamos a callejear subiendo por Sa Rectoria hasta llegar a la Plaza de la Iglesia, dejando el Teatro Municipal a nuestra derecha.
En esta plaza, centro neurálgico del lugar, tiene lugar el mercadillo todos los viernes y en verano, por la noche hay música y baile. Pero lo más importante de esta plaza es la iglesia, Nuestra Señora de Robines, del siglo XVIII aunque la original fue construida en el siglo XIII sobre una antigua mezquita.
La iglesia es de estilo barroco excepto el campanario que es de estilo neogótico y que ha pasado a ser el símbolo de la ciudad. Fue construida íntegramente con piedra blanca de Binissalem y está considerada como Bien de Interés Cultural.
La iglesia está flanqueada por dos esculturas que representan las dos actividades principales de Binissalem, sus dos símbolos, los vinos y la piedra.
La imagen de la izquierda es la escultura que homenajea a los picapedreros y la de la derecha a los vendimiadores que vemos ataviados con los trajes típicos.
Y en relación con estas dos actividades, son las dos fiestas de Binissalem que más turistas y mallorquines atraen al pueblo, el festival anual del vino, Festa des Vermar, que se celebra cada año en otoño, después de la vendimia e incluye divertidos lanzamientos de uvas, espectáculos y otras actividades y la demostración anual de los artesanos picapedreros en mayo, en ella puede verse a los escultores locales transformando la piedra en verdaderas obras de arte.
Justo enfrente de las esculturas de los vendimiadores, se halla el Teatro Municipal de Binissalem.
El pueblo vivió una época de esplendor a finales del siglo XVIII y primeros del XIX y testigo de ello son las numerosas casas señoriales que aún se conservan en buen estado, de hecho, dicen que Binissalem es la localidad de la isla donde hay más mansiones, después de Palma.
Merece la pena bordear la iglesia para ir viéndola desde diferentes perspectivas, porque la mires desde donde la mires, tiene una gran belleza.
Detrás de la iglesia, en la calle Passeig des Born 1, está la terraza del restaurante del Bar’s hotel Attic Club, muy recomendable, todo muy rico y nada caro. Probamos dos de los platos típicos de la isla, el guiso de caracoles y el pa amb oli, que es pan moreno untado con tomate de rama, chorrito de aceite de oliva y encima le puedes poner lo que más te guste, nosotros lo pedimos con jamón ibérico y estaba buenísimo. También probamos allí el vino blanco de Binissalem, muy bueno también.
Vayas a hospedarte allí o no, el encanto y la historia que tiene Binissalem bien merece una visita
Puedes ver el vídeo pulsando en la foto –>
Muchas gracias por leerlo, espero haberte ayudado a organizar tu visita este encantador pueblecito, si ha sido así, te agradecería que me dejases tu comentario. Buen viaje!!!
Después de comer salimos hacia la Sierra de Tramontana para visitar el Monasterio de Lluc, seguir leyendo –>