COLOMBIA en 16 días

ÍNDICE DE CONTENIDO

¿QUÉ SABER ANTES DE IR?

  • CAPITAL: Bogotá
  • IDIOMAS: español, inglés (San Andrés y Providencia) y más de 65 lenguas indígenas y criollas.
  • RELIGIÓN: la religión mayoritaria es el catolicismo
  • MONEDA: Peso colombiano (COP). A día de hoy el cambio es: $1 –> 5117.36Cop y 1€ –> 5117.36 Cop
  • ELECTRICIDAD: Suele ir a 110V y las clavijas de los enchufes son tipo A (dos patillas planas) o B (dos patillas planas y una redonda).
  • COMUNICACIÓN: es muy aconsejable comprar una tarjeta SIM local.

PREPARAR EL VIAJE

REQUISITOS DE ENTRADA AL PAÍS (PARA COMUNIDAD EUROPEA)
  • Pasaporte cuya validez sea válida para el periodo de estancia
  • NO se necesita visado si viajas como turista con una permanencia máxima de 90 días.
  • Billete de salida del país
  • VACUNAS: NO es necesaria ninguna vacuna específica, pero para viajar por el mundo siempre es conveniente tener puestas las vacunas contra la difteria, tétanos y hepatitis A y B. Ahora en tiempos de Covid consultar con la embajada o consulado.
MEJOR ÉPOCA PARA VIAJAR A COLOMBIA

¿Cuál es la mejor época para viajar a Colombia? el clima depende de la zona que visites, pero en líneas generales, la estación seca es de diciembre a febrero y la lluviosa de abril a octubre. La temperatura depende de la altura del lugar visitado, por ejemplo, en Bogotá las temperaturas no son muy altas, de 9 a 19ºC mientras que en la costa caribeña las temperaturas rondan entre los 31 a 23ºC

¿QUÉ METER EN LA MALETA?

  • Repelente de mosquitos
  • Ropa ligera y algo de abrigo, chaqueta o jersey
  • Chubasquero o paraguas
  • Protector solar alto
  • Sombrero o gorra
  • Gafas de sol
  • Todos nuestros dispositivos electrónicos
  • Cámara y cámara tipo Go Pro, muy útil si buceas
  • Mini botiquín y medicamentos básicos

Si algo se olvida no hay problema, allí encontrarás todo tipo de comercios y a buen precio.

ITINERARIO

  • Medellín (3 noches)
  • Santa Marta – Parque Nacional de Tayrona (3 noches)
  • Cartagena (3 noches)
  • San Andrés (4 noches)
  • Bogotá (2 noches)

Os detallo el diario de viaje para que podáis ver cómo distribuir las visitas en cada lugar, restaurantes, transportes y datos interesantes.

DIARIO DE VIAJE

El vuelo salió puntual y fue muy tranquilo. Al llegar a Medellín pasamos el control de pasaporte sin grandes esperas. No hace falta visado para los ciudadanos europeos, pero sí billete de regreso. Los turistas están exentos de pagar el IVA en los hoteles. El tipo de sello que te tienen que poner en el pasaporte para que no te cobren el IVA en los hoteles es el PIP5. Transporte desde el aeropuerto contratado con el hotel por 83000Cop (23€).
Nos alojamos en el Hotel Novelty Suites Hotel 176€ 2 noches. Desayuno incluido y Wifi gratis. Totalmente recomendado, habitación amplia con varios ambientes, dormitorio, salón, balcón, cocina, baño y vestidor.

HOTEL NOVELTY SUITES

Confirmado que no cobran el IVA. Está en la zona de El Poblado que es la mejor y la zona más tranquila para alojarse. Allí están los grandes hoteles y los centros comerciales. Justo a espaldas del hotel está el Centro Comercial Oviedo y como a 10 minutos caminando está el Centro Comercial Santa Fe.
Después de instalarnos en el hotel, salimos a buscar un restaurante por la zona, hay muchos, pero como era tarde, la mayoría estaban ya cerrando y el que encontramos abierto fue Hacienda Medellín, restaurante típico que está muy bien decorado en plan patio al aire libre y tiene actuación en directo. La cena para dos nos salió por 87.000Cop unos 25€.

RESTAURANTE LA HACIENDA MEDELLÍN

Día 2: Medellín – Parque Arví – Santa Fe de Antioquia  

Después de degustar un desayuno muy completo en el hotel, nos pusimos en marcha para ir a visitar el Parque Arví, nuestro interés en ir allí no era tanto por visitar el parque, sino por montar en el Metrocable, una especie de teleférico que se construyó para comunicar las partes altas de la ciudad con el centro. Para llegar hasta allí tuvimos que ir en metro normal, línea A hasta la estación de Acevedo, de donde sale el Metrocable línea K, son solo dos paradas hasta Santo Domingo y allí se hace transbordo a la línea L que es la que sube al Parque Arví, es solo una parada, pero el trayecto es largo. El billete hasta Sto. Domingo nos costó 0.65€ por persona y desde allí a Arví 3€. Tened en cuenta que el Metrocable al Parque Arví cierra los lunes. El trayecto de subida desde Acevedo hasta el parque dura unos 30 minutos. Lo que se ve por el camino es de lo más pintoresco porque el Metrocable pasa por barrios de favelas donde habitan los ciudadanos más desfavorecidos de Medellín. Nos contaron que en su día la zona era peligrosa porque allí estaban las bandas de la droga, pero hoy en día y en agradecimiento a que el gobierno se acordó de ellos y construyó el Metrocable, se han convertido en zonas rehabilitadas gracias al esfuerzo de todos. Como dato curioso, el gobierno tuvo la iniciativa de contratar grafiteros para que decorasen los techos de las favelas y así el recorrido en el Metrocable fuera más agradable.

METROCABLE DE MEDELLÍN

Tras el transbordo en Sto. Domingo, continuamos hacia el Parque Arví, el paisaje cambió totalmente y las favelas dieron paso a una vasta extensión de bosque.

METROCABLE LLEGANDO AL PARQUE ARVÍ

Cuando llegamos pudimos comprobar que Arví, más que un parque es un auténtico bosque, lleno de vegetación y flores de varios tipos.

PARQUE ARVÍ

Nada más llegar a la estación del Metrocable, hay un mercadillo de artesanías y puestos de bebidas y comida. Recomiendo las obleas, las rellenan de lo que tú quieras, chocolate, dulce de leche … están muy buenas. En esa zona también hay un centro de información y aseos.
Vimos familias enteras con sus neveras portátiles que iban a pasar el día en el parque. Se pueden hacer rutas guiadas, pero hay que reservar con antelación.
Tras un corto paseo por el parque, volvimos al Metrocable para bajar y una vez en Acevedo tomamos de nuevo la línea A y nos bajamos en la estación Caribe, para ir a la estación de autobuses desde donde salen los servicios regulares hacia Santa Fe de Antioquia.
El metro en Medellín, es seguro, cómodo y limpio.
El billete para Santa Fe de Antioquia nos costó 10.000cop por persona (3€). El bus era cómodo y el trayecto duró 1h30 (55 kms). Los paisajes que íbamos viendo eran bonitos y no se nos hizo nada largo. Al llegar, el bus te deja en una parada a la entrada del pueblo y tienes que ir caminando hasta el centro.
Llamada también la Ciudad Madre, se fundó en 1541 con el nombre de Antioquia por el mariscal español Jorge Robledo. Antioquia recibió el título de ciudad en 1544. En 1546 Robledo fundó un pueblo minero en un lugar próximo a Antioquia, al que llamó Santa Fe, que tuvo categoría de villa en 1547. Más adelante los habitantes de Antioquia tuvieron que trasladarse a la villa de Santa Fe debido a las continuas incursiones de los aborígenes y fue de esta forma como en 1584 las dos ciudades se fusionaron en una sola que pasó a llamarse Santa Fe de Antioquia. Ese mismo año, el rey Felipe II de España, la constituyó como la capital de la región de Antioquia y lo sería durante 242 años, hasta 1826. Es por ello por lo que cuenta con una gran riqueza histórica. Es monumento nacional por su bonita arquitectura de la época colonial. Es muy pequeña, pero tiene 8 iglesias y una gran cantidad de edificios de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Es encantador pasear por sus calles y plazas que parecen ancladas en el pasado.
A diferencia de Medellín, donde el clima es más fresco y húmedo, Santa Fe goza de un clima tropical seco con una temperatura media de 28ºC, con unas máximas de 33ºC y mínima de 23ºC durante todo el año, por ello se ha convertido en un destino turístico de fin de semana para los habitantes o visitantes de Medellín. Encontramos hoteles, tiendas y restaurantes con encanto por toda la ciudad.
Comimos en el restaurante al aire libre del hotel Caserón Plaza por 70.000 cop (20€) con unas vistas espectaculares. El hotel está en la misma plaza central o Parque Principal Simón Bolívar. (Tengo que decir que en Colombia llaman Parque a lo que aquí llamamos Plaza). La Bandeja Paisa es el plato típico por excelencia del departamento de Antioquia y está compuesto por frijoles, chorizo, chicharrón y huevo. Un poco fuerte para mi gusto.
Como comentario, Paisa es una apócope de paisano o montañero y con él se designa a los habitantes de los departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío, Risaralda, Norte del Valle y Noroccidente del Tolima. Ellos se consideran ante todo “paisas” y luego ya especifican de qué departamento son. Santa Fe de Antioquia se considera la Cuna de la Raza Paisa.
Después continuamos nuestro paseo por la ciudad. Primero visitamos la Catedral Basílica Metropolitana construida entre 1797 y 1837 de estilo renacentista español. Está situada en el Parque Principal, cuya fuente, en el centro, está rodeada árboles como ceibas, palmas y mamoncillos y que estaba en obras en el momento de nuestra visita.

CATEDRAL DE SANTA FE DE ANTIOQUIA

Después seguimos por la calle 10 donde pudimos ver fragmentos de las crónicas antioqueñas y llegamos hasta el Parque de La Chinca, se llama así porque en él está la Iglesia de Nuestra Señora de la Chiquinquirá. En el centro encontramos la estatua del Mariscal Jorge Robledo, el español que fundó la ciudad y en su base, el monumento Mezclas de Raza, que representa en uno de sus lados una mujer americana portando un uso de hilar y maíz en la otra mano y en el otro costado está una mujer española de apariencia culta. También tiene el escudo de Santa Fe de Antioquia. Alrededor de la plaza o parque se distribuyen, tiendas, hoteles y restaurantes.

MONUMENTO MEZCLA DE RAZAS (PARQUE DE LA CHINCA)

Volvimos hacia el Parque Principal y en un mercadillo anexo a la catedral degustamos un exquisito jugo de mango por menos de 1€, 0.87€ para ser exactos. La variedad de frutas también es un atractivo de esta ciudad.

A las 17:30 nos encaminamos hasta la parada donde nos había dejado el bus al llegar porque sabíamos que el último salía a las 18:00. Al llegar compramos los billetes en unas oficinas que hay (20.000cop 3€ cada uno) y volvimos a Medellín.
Llegamos al hotel, nos duchamos y salimos a cenar a un restaurante al lado de nuestro hotel que se llamaba La Terraza Poblado, que pertenece al hotel Poblado Plaza. Está muy bien decorado, la comida es excelente, el servicio impecable y es muy agradable cenar allí. La cena para dos personas con una botella de vino nos costó 147.000cop (42€).

Día 3: Medellín Visita ciudad  

Tras desayunar en el hotel fuimos a cambiar dinero en el centro comercial adyacente, el Centro Comercial Oviedo, donde había varias casas de cambio y cajeros automáticos.
Este día le dedicamos por entero a visitar la ciudad de Medellín. Decidimos movernos en el Turibus, que es un bus turístico que va recorriendo los principales puntos de la ciudad. Se puede subir y bajar cuando quieras y cada 70 minutos pasa un bus que te permite continuar el recorrido. 35.000 cop (11€) por persona 24h y 56.000 cop (18€) 48h.
Desde nuestro hotel lo mejor era tomarlo en el C.C Sta. Fe, así que allí nos dirigimos paseando y el bus llegó puntual a la hora que aparecía en el cartel de la parada. El billete lo compramos en el mismo bus al conductor.
La primera parada fue el Parque El Poblado, donde está la Iglesia de San José. El Parque tiene más de 400 años. Los orígenes datan de 1616 cuando se fundó allí un poblado de indígenas llamado El Poblado de San Lorenzo porque tenía una pequeña capilla llamada San Lorenzo. En 1720 se demolió la capilla y la zona pasó a llamarse simplemente, El Poblado. 125 años más tarde, se construyó otra capilla, pero esta vez se lamó San José y más tarde se convirtió en parroquia.

IGLESIA DE SAN JOSÉ (PARQUE DEL POBLADO)

El ambiente cambia mucho según la hora del día y el día de la semana. Por las mañanas hay un ambiente de la tercera edad, se sientan en sus bancos y pasan la mañana charlando y tomando un tinto (especifico que un tinto en Colombia no es un vino, es un café solo), por las tardes, es un sitio de paso de ejecutivos y habitantes del barrio y, sin embargo, por las noches y sobre todo los fines de semana, el lugar pasa a poblarse por jóvenes que se reúnen en grupos para tomar un trago y charlar.
En los alrededores del parque encontramos una variedad de establecimientos de comida, bebida y tiendas varias.
Nuestra siguiente parada era para mí la más esperada, la Plaza Botero. (Si queréis ir en metro, la estación sería Parque Berrío.)
Es una exposición al aire libre de 23 esculturas de bronce donadas por Fernando Botero. En uno de los extremos de la plaza se encuentra el Museo de Antioquia que también fue donado por Botero.

PLAZA BOTERO

La zona es muy turística por lo que allí se concentran vendedores de todo tipo que llegan a resultar agobiantes.
Nos dimos una vuelta por la zona que es el pleno centro de Medellín y visitamos la Iglesia de la Candelaria, que es la primera parroquia de la ciudad.
Volvimos a la parada para coger el Turibus, pero se nos fue por 1 minuto, así que hasta que pasase el siguiente, decidimos comer allí mismo frente a la parada en un food center que está en la esquina del emblemático hotel Nutivara. Pagamos 31.000cop (9€ por un plato cada uno y 2 cervezas)
Llegó el Bus y continuamos hacia nuestra siguiente parada, El Planetario y el Parque de los Deseos (Metro Universidad).
El Parque de los Deseos fue creado con la finalidad de relacionar el Universo con la gente y que todo el mundo pueda comprender conceptos de astronomía y el impacto sobre el agua y la energía.
En uno de los lados de la plaza está la Casa de la Música, donde se ofrece formación sin costo a grupos, cantantes, orquestas y bailarines. Todas las actividades tanto del Parque de los Deseos como de la Casa de la Música son sin costo para los asistentes. Al otro lado de la plaza está el Planetario y en el centro hay varias zonas, área de playa con tumbonas y arenero, espejo y fuente de agua, zonas con árboles y una pantalla gigante para proyecciones.

PLANETARIO Y PARQUE DE LOS DESEOS

En los alrededores se encuentra la Universidad de Antioquia, el Jardín Botánico, el Parque Explora (que no pudimos visitar por estar cerrado por mantenimiento) y el Parque Norte (parque de atracciones).
La siguiente parada fue en el Parque de los Pies Descalzos, que es un parque pensado para descalzarse y entrar en contacto con la naturaleza recorriendo las diversas fuentes, el bosque de bambú de los enamorados, el jardín zen y el parque de arena. Shakira tiene una canción con este nombre “Pies Descalzos”.
Como el bus estaba 15 minutos en cada parada, lo vimos en ese tiempo y continuamos hacia la siguiente parada que era el Cerro Nutibara, esta era también otro de los sitios que más me apetecía conocer porque allí está El Pueblito Paisa, una reproducción de un típico pueblo de Antioquia de 1900.

PUEBLITO PAISA

Su creador quiso darle realismo utilizando materiales reales de aquella época y aprovechó que, en el antiguo municipio de El Peñol, las casas eran demolidas para dar paso a la represa y adquirió materiales de demolición como puertas y ventanas. Por ejemplo, la puerta de acceso a la iglesia de El Pueblito Paisa era la puerta de entrada de la Casa de Ejercicios Espirituales de San Vicente de El Peñol.
Por cierto, si tenéis 1 día más en Medellín os recomiendo hacer la excursión a la presa de El Peñol y Guatapé, creo que es muy bonito, a nosotros no nos dio tiempo, se queda pendiente para otro viaje.
Detrás de El Pueblito Paisa hay un mirador desde donde se tienen vistas impresionantes de Medellín y el Valle de la Aburrá.

CERRO NUTIBARA

Nos tomamos otro jugo de mango que nos hicieron en un puesto de la plaza, estaba bueno, aunque no tan rico como el de Santa Fe de Antioquia y encima era algo más caro. (1€)
Esta visita también la hicimos en los 15 minutos de parada del Turibus.
De ahí volvimos ya al Centro Comercial Santa Fe y aprovechamos para hacer algunas compras (chicas, compré los esmaltes de uñas de la marca Masglo, que es colombiana, aunque también se encuentra aquí, a 2€).
Después volvimos al hotel, nos duchamos y nos fuimos a cenar a otro restaurante al aire libre cerca del hotel que está en la azotea de un edificio y se llama Delaire Sky Lounge.

DELAIRE SKY LOUNGE

Está en la calle principal, Avda del Poblado 6S-26. Cierra a las 23:00 excepto los viernes y sábados que cierra a la 01:30 y los domingos está cerrado por descanso. Fuimos sobre las 22:00 pero como era lunes estaba vacío, éramos los únicos clientes. Nos dijeron que los fines de semana se pone hasta arriba y hay que esperar para conseguir mesa. Puedes ir a cenar o solo a tomar una copa. Está muy bien decorado con mobiliario bonito, velas y antorchas y tiene unas vistas espectaculares. La carta no es muy extensa, pero todo estaba muy rico y muy bien presentado. La cena de los dos y dos gin tonics nos salió por 151.000cop (43€)
Después de cenar volvimos al hotel y preparamos el equipaje porque al día siguiente salíamos para Santa Marta.

Día 4: Medellín / Santa Marta/ Parque Tayrona 

Como el vuelo a Santa Marta no salía hasta las 14:15, después de desayunar nos dimos una vuelta por el centro comercial Oviedo.
La verdad es que nos íbamos encantados de Medellín, la ciudad nos había gustado y la gente era encantadora, más amable que en otros sitios que estuvimos después.
Sobre las 12 bajamos el equipaje y fuimos al aeropuerto en taxi que nos costó 70.000cop (20€) o sea, más barato que el transporte del hotel cuando llegamos.
Habíamos comprado un billete por internet de Medellín a Sta. Marta con la compañía Viva Colombia que nos salió por 313.426 cop (100€) los dos billetes con un paquete llamado “Plan paseo” que incluía check in en el aeropuerto (si no, lo tienes que llevar hecho de casa), 1 maleta por persona de 20kgs, fila rápida y selección de asientos.
El vuelo salió a las 14:15 y a las 15:30 ya estábamos en el aeropuerto de Santa Marta. Después de recoger las maletas tomamos un taxi para que nos llevara al Zaino, que es la población más cercana al Parque Nacional de Tayrona y nos cobró 100.000cop (28€) no nos pareció caro porque la distancia es considerable, 45 kms y tardamos casi 1 hora.
El hotel que teníamos reservado era el Hostal Monteverde (340.000cop unos 100€, 2 noches desayuno y wifi incluido) tuvimos que pagar en efectivo porque este hotel no admite tarjetas.

Teníamos reservada la habitación del árbol (solo hay una), a mí me hacía mucha ilusión, pero se me quitó rápidamente al ver los inconvenientes. Lógicamente se accede por una estrecha y empinada escalera, y como esto era de suponer íbamos preparados para no tener que subir todo el equipaje porque habíamos puesto lo necesario para esos dos días en una pequeña mochila, pero a pesar de eso yo no me veía subiendo y bajando muy frecuentemente por aquella escalera. La habitación en sí es más bien un mirador, porque no tiene ventanas ni siquiera mosquiteras, está totalmente abierta, eso sí, tiene mosquitera encima de la cama. Yo empecé a pensar la cantidad de bichitos que nos íbamos a encontrar. Además, tiene puerta, pero sin cerradura, con lo cual cualquiera puede entrar y tiene también un baño diminuto. Por si todo eso fuera poco para quitarme las ganas, la dueña nos avisó que en caso de tormenta debíamos bajar inmediatamente del árbol por seguridad. El cielo estaba amenazante, no quería ni pensar en no dormir tranquilos pensando en que si se desataba una tormenta teníamos que salir pitando de allí. Así que, por todo ello, le preguntamos si tenía disponible una habitación normal y nos cambiamos.

HOSTAL MONTEVERDE

Las habitaciones estaban distribuidas en cabañitas en cuesta, a diferentes alturas entorno a un jardín con una piscinita pequeña que por las noches iluminan y le da un aspecto idílico. Arriba del todo está el edificio principal que es totalmente abierto, solo cubierto con un techo como de brezo a dos aguas y allí se encuentra la recepción y el restaurante. El desayuno está incluido, pero si quieres comer o cenar allí tienes que reservarlo y elegir el menú de una lista para que te lo tengan preparado. Volviendo a las habitaciones, por lo menos la nuestra era muy amplia. Las ventanas tampoco tenían cristales, pero sí mosquiteras y había otra sobre la cama. No había armario, solo unas baldas para dejar las cosas. Tenía varios ventiladores distribuidos por la habitación, pero no aire acondicionado, personalmente yo lo prefiero. El baño era pequeño pero aceptable, la sorpresa vino cuando fuimos a ducharnos, NO HABÍA AGUA CALIENTE, y para nosotros eso es algo importantísimo, ¿por qué no lo informan cuando reservas? Está claro, porque por lo menos yo no iría, pero me parece muy mal esa falta de información lo único que consiguen es tener que aguantar luego las quejas de los clientes.
Por lo demás el hotel me gustó mucho y exceptuando el tema del agua caliente, desde luego lo recomiendo.

Una vez acoplados y duchados nos fuimos a cenar al hostal Yuluka, que está al lado, porque allí sí admiten tarjetas de crédito y nosotros no solemos viajar con mucho efectivo. La cena de los dos y los correspondientes gin-tonics nos salió por 82.000cop (24€). Cierran sobre las 21:00 así que hay que ir a cenar pronto. Después nos fuimos a dormir que al día siguiente nos esperaba una buena caminata en el Parque Nacional de Tayrona.

 Día 5: Parque Nacional de Tayrona 

A las 7.45 ya estábamos desayunando. El desayuno no era muy completo, pero no estaba mal, un par de tostadas con mantequilla, jamón de york, queso y café o té.
El hotel tiene traslado gratuito a la entrada del parque que está solo a 2 kms, eso sí, la vuelta tienes que volver por tus medios, ya sea caminando o en un bus que va a Santa Marta y que te para delante del hostal.
Al llegar a las taquillas del parque tuvimos que hacer fila para sacar las entradas, es curioso que solo permiten que se quede una persona en fila y saque las entradas de todos los que vayan juntos. La entrada vale 36.000 cop (10€) para los extranjeros y 13.000 para los colombianos. El horario del parque es de 08:00 a 17:00 horas. Una vez conseguidas las entradas, te revisan las mochilas o bolsos para asegurarse que no lleves alcohol, drogas o nada que pueda perjudicar el entorno como, por ejemplo, bolsas de plástico o aerosoles.
Habíamos leído que Las comidas y bebidas dentro del Parque, ya sea en bares o puestos ambulantes, son mucho más caras que fuera de él y que lo más conveniente era llevar varias botellas de agua y algo de comida, pero también hay que tener en cuenta que hay que caminar bastante y eso es más peso que tienes que cargar. Nosotros llevamos dos botellas de agua y unas galletas solamente. Luego resultó que la bebida, aunque efectivamente era más cara que fuera, tampoco tenía un precio desorbitado, por ejemplo, una cerveza nos costó alrededor de 2€.
Después del registro de las mochilas y bolsos, hay que caminar un rato hasta la entrada del parque propiamente dicha, pero también lo puedes hacer en buseta, como las llaman allí, por el módico precio de 2500cop, unos 0.70€ (creo recordar) que se pagan al conductor.
En la buseta íbamos algo apiñados. Teníamos de vecinos de asiento a dos chicas uruguayas y una pareja argentina y en el corto trayecto hicimos amistad y recorrimos el parque juntos.
Desde donde te deja la buseta tienes dos opciones o dos senderos para recorrer el parque, uno es el sendero de las pasarelas y el otro es el sendero de los caballos. Habíamos leído que era mejor el de las pasarelas así que optamos por esa opción. Efectivamente, está más preparado con pasarelas de madera, pero te hartas de subir y bajar escaleras.
El parque está dividido en sectores, Cañaveral, Arrecifes y Cabo San Juan de Guía.
Comenzamos nuestra marcha a las 09.50 por el espeso bosque y a las 10:20 tuvimos nuestro primer encuentro con el mar en Cañaveral y desde su mirador pudimos admirar sus fantásticas vistas a pesar de que estaba nublado y el día no acompañaba mucho a disfrutar de los bellos paisajes.

ARRECIFES

La playa Cañaveral es muy bonita, pero no os dejéis impresionar y os lancéis al agua porque es muy peligrosa, por lo visto más de 200 turistas han perecido allí ahogados y el baño está prohibido.
En esta zona se encuentran las Ecohabs, cabañas de lujo a precios desorbitados.
Como comentario, si pensáis en alojaros en las Ecohabs o en cualquier otro alojamiento dentro del parque, tened en cuenta que no podréis llevar mucho equipaje porque tendréis que hacer una buena caminata, así que lo más aconsejable es dejar el equipaje en un hotel que hayáis estado, en Santa Marta, por ejemplo, y os llevéis lo imprescindible para las noches que vayáis a estar en una pequeña mochila.
Después de hacer unas cuantas fotos desde el mirador, continuamos hacia Arrecifes. Lo que más me llamó la atención de la vegetación de esta parte, era que los árboles tenían las raíces por fuera y eran de una anchura tremenda. Entre Cañaveral y Arrecifes está la playa La Gumarra que es utilizada por las tortugas marinas para desovar sus huevos, por ello no está permitido el ingreso a esta playa.
Aproximadamente 30 minutos después llegamos al sector Arrecifes. Lo primero con lo que nos topamos fue su con su camping. Había tiendas de campaña o carpas, como las llaman allí y también un recinto techado con hamacas para pasar la noche. Seguimos caminando y llegamos a la playa que, aunque es preciosa, también es muy peligrosa y no está permitido el baño.

Al cabo de 25 minutos aproximadamente llegamos a la playa La Piscina, esta es la más apta para el baño porque está rodeada por una línea de rocas que hacen que el oleaje rompa allí y no llegue de manera brusca a la orilla. Es solo para pasar el día, aquí no hay camping ni ningún alojamiento.
Como dice un cartel a la entrada, “Muchos siglos antes de ser utilizada como atractivo turístico, las comunidades Koguis y Arhuakas visitaban esta playa sagrada para hacer pagamento a la madre tierra y así mantener el equilibrio planetario”

PLAYA PISCINA

De hecho, el parque se cierra de vez en cuando por un mes, por solicitud de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta para realizar pagamentos en los sitios sagrados y para la recuperación y saneamiento ambiental y cultural del territorio.
Seguimos caminando, esta fue la parte más difícil del recorrido porque las pasarelas se habían terminado y tuvimos que sortear grandes charcos de lodo, agarrándonos a lianas o a lo que podíamos.
Tras 30 minutos aproximadamente llegamos a Cabo San Juan que ya era la última playa del sendero.
Desde el inicio del sendero hasta aquí tardamos algo más de 2 horas.
Nada más llegar lo primero que encontramos fue el camping, bastante más grande que el de Arrecifes. Había una caseta donde si habías reservado carpa, la pagabas y te la asignaban.
Continuamos hacia la playa y la verdad es que era espectacular.

CABO SAN JUAN

Estaba dividida en dos por un gran peñasco que en lo alto tenía una pérgola, luego subimos y descubrimos que lo que había en la pérgola eran hamacas para pasar la noche. Pensamos que tenía que ser idílico eso de dormir arrullado por el ruido de las olas del mar, pero que tenía que hacer mucho frío y mejor no hablar de si tenías que ir al baño, porque los únicos aseos estaban al lado del camping y bajar por las piedras de noche tenía que ser muy peligroso.
Nos quedaban 2 horas para disfrutar en la playa porque nos habían advertido que el parque se cerraba a las 17:00 y si no habías salido allí te quedabas a pasar la noche, así que como esa idea no nos apetecía mucho, calculamos que teníamos que salir sobre las 15:00 como muy tarde para llegar antes de que cerrasen.
En esta playa te puedes bañar, pero con precaución porque las corrientes son fuertes. Lo intentamos, sí, pero el agua estaba helada, así que desistimos. Como ya teníamos hambre, nos acercamos al único bar que hay, pero también desistimos porque estaba abarrotado de gente. Lo único que pudimos conseguir fue unas cervezas de un vendedor que iba por la playa y acompañarlas con las galletas que nos habíamos llevado, esa fue nuestra comida, así que os aconsejo que os llevéis unos bocadillos o algo así.
Por fin salió el sol y aprovechamos para hacer un montón de fotos, parece mentira lo que cambia el paisaje, con sol era mucho más bonito y el agua del mar cambiaba de un color grisáceo a un precioso turquesa.

CABO SAN JUAN

Aprovechamos para tomar un poquito el sol y disfrutar del paisaje y enseguida tuvimos que iniciar el viaje de vuelta.
Como a la ida nos habíamos hartado de subir y bajar escalones por el sendero de las pasarelas, decidimos volver por el otro, por el de los caballos, porque si iban los caballos, seguro que no tendría escaleras. ¡¡¡ERROR!!! No, no tenía escaleras, pero era mucho peor, y pasamos mucho miedo en una ocasión en la que en una especie de desfiladero muy estrecho nos vinieron de pronto de frente un montón de caballos al galope, iban solos, sin nadie que los guiara. Había que habernos grabado, salimos corriendo hacia atrás despavoridos y gritando hasta que el terreno se ensanchó y dejamos paso a los caballos. Ahí fue donde decidimos que era mucho mejor el sendero de las pasarelas. Así que, si vais, ya sabéis…
También está peor indicado y en algunos momentos dudamos si iríamos en buena dirección.
Finalmente, y tras las dificultades del camino, conseguimos llegar a la entrada antes de que cerraran. Como no habíamos comido, picamos algo en una especie de chiringuito que hay a la salida del parque y después cogimos el bus para volver a nuestro hotel y nuestros amigos a Santa Marta, nos despedimos no sin antes intercambiar nuestros números de teléfono para seguir en contacto pues íbamos a coincidir en otros puntos del viaje.
Al llegar al hostal nos dimos un bañito en la piscina y tras ducharnos volvimos a cenar al Yuluka.
Había sido un día de caminata y emociones, así que nos fuimos a dormir pronto. Esa era la última noche en el hostal porque al día siguiente nos trasladaríamos a Santa Marta.

Día 6: Tayrona /Santa Marta/Taganga

Después de desayunar hablamos con la dueña del hostal para ver si nos podrían llevar al hotel de Santa Marta, nos dijo que sí y que nos cobraba 100.000 cop, como era lo mismo que nos había cobrado el taxi, le dijimos que sí.
Le debió de venir genial, porque fue ella misma la que nos llevó en su coche porque de todas formas tenía que ir a la ciudad, así que así amortizó el viaje.
El hotel que habíamos reservado era el Mercure Santa Marta Emile 285.000 Cop, unos 80€ 1 noche, desayuno y Wifi incluidos. Es un hotelazo. No está en el mismo Santa Marta está en una zona nueva llamada Bello Horizonte, un poco más allá de Rodadero. El hotel está en segunda línea de playa, pero el mar se ve desde la terraza. Tiene una bonita piscina con tumbonas dentro del agua.

HOTEL MERCURE SANTA MARTA EMILE

Dejamos el equipaje y bajamos a recepción para que nos llamasen a un taxi porque queríamos ir a Taganga, que nos habían hablado muy bien de este pueblecito, que era bohemio, que había pintores, artistas …
Negociamos con el taxista y nos llevó por 30.000cop, unos 8€, nos pareció bien porque está a 18 kms. Tardamos alrededor de media hora en llegar con parada en un mirador para ver toda la bahía de Taganga.

BAHÍA TAGANGA

El taxi nos dejó al comienzo del “paseo marítimo” y menuda decepción. En lugar de pintores y artistas, lo que había era un montón de hippies haciendo la típica bisutería y un montón de gente con aspecto sucio como vagabundos. Había muchos chiringuitos en la playa y nos metimos en uno que no tenía mala pinta para comer. No estuvo mal y nos costó 85.000cop, 25€.

PLAYA TAGANGA

En cuanto a la playa, muy sucia, había partes que parecían una chatarrería. Por lo visto un poquito más allá hay otra playa que se llama Playa Grande y que no está mal, pero ya no nos apeteció ir y nos volvimos al hotel.
Dimos una vuelta por la zona de la piscina, que es preciosa y luego salimos a pasear por la playa de Bello Horizonte y desde luego era muchísimo mejor que la de Taganga, amplia, limpia lo que no sé es si el agua estaba fría o no porque no nos metimos. Nos sentamos en la terraza de uno de los hoteles a disfrutar del precioso atardecer.

PLAYA BELLO HORIZONTE (SANTA MARTA)

Me encantó el Irotama Resort que tiene bungalows frente a la playa.
Nos fuimos a arreglar porque habíamos quedado para cenar en Santa Marta con nuestros amigos. Disfruté un montón la ducha con agua calentita, qué gustooo.
Antes de salir llamamos a la empresa MarSol, que es un servicio que allí lo llaman “puerta a puerta”, porque te recogen en tu hotel y te llevan donde quieras y quedamos con ellos para que nos recogieran al día siguiente para llevarnos a Cartagena por 96.000cop, 27€ los dos.
El taxi a Santa Marta nos costó 20.000cop, unos 5€.
Santa Marta es una pequeña ciudad que es la más antigua del país y la segunda ciudad colonial más importante después de Cartagena.
Dimos una vuelta por la ciudad y a las 21 estábamos en el restaurante Ouzo donde habíamos quedado con nuestros amigos. El restaurante está en plena plaza Parque de los Novios, que es la más importante de la ciudad. Cenamos muy bien, tienen su propio horno y la cena de los dos nos salió por 77.000cop unos 22€. Después nos fuimos a tomar una copa a la disco terraza Eivissa Sta. Marta, que está también en la misma plaza. Nos cobraron entrada, 10.000cop, unos 3€ los dos y te incluía una cerveza para cada uno. Había muchísimo ambiente y lo pasamos muy bien, además desde la azotea, se ve toda la ciudad con su catedral iluminada, muy bonito. Las copas no eran baratas, 30000cop, casi 9€ pero hay que tener en cuenta que es un sitio de moda con dj’s en directo.

DISCO BAR EIVISSA SANTA MARTA

Santa Marta tiene muchísimo ambiente nocturno. Ese fue el día que más trasnochamos de todo el viaje, nos dieron las 3 de la mañana y teníamos que madrugar porque nos íbamos a Cartagena.

Día 7: Santa Marta/Cartagena  

El desayuno fue el mejor de todo el viaje con diferencia, muy completo y con muchas delicatessen.
Habíamos quedado con los de MarSol para que nos recogiesen a las 10.00 en la puerta del hotel y allí estuvimos puntuales, pero el tiempo pasaba y no llegaban, al final aparecieron casi a las 11. Es lo que tiene de malo este tipo de transporte, que como tienen que ir recogiendo a la gente por los hoteles, se pierde mucho tiempo. Por suerte, nuestro hotel era el último y desde allí salimos directos para Cartagena. El viaje es largo, son casi 4 horas de viaje y hace una parada a la mitad, para ir al aseo y tomar algo. Yo iba encogida entre dos personas y tras la parada de descanso, el conductor me ofreció ir en el asiento del copiloto, acepté y la segunda parte del viaje fui muchísimo más cómoda y, además, charlando con el conductor, que era de Cartagena y me aconsejó sitios para ir, restaurantes, etc.
Al llegar a Cartagena no nos pudieron llevar hasta la puerta del hotel porque estaba en una de las callecitas estrechas del centro y no podían entrar con el minibús, así que tuvimos que bajarnos en una de las entradas de la muralla y tomar un taxi hasta el hotel (8.000cop, 2€)
El hotel que habíamos reservado era Hotel Casa de los Puntales (592.200 cop, 170€ 3 noches desayuno y Wifi incluidos). Era un hotel sencillito, pero lo habíamos escogido porque estaba dentro de la ciudad amurallada en una casa típica colonial que era lo que queríamos. Había que subir una escalera empinada para llegar a las habitaciones, un piso más arriba estaba la terraza donde servían el desayuno y también una zona con unas poquitas tumbonas y algo parecido a un jacuzzi que parecía no utilizarse mucho.

HOTEL CASA DE LOS PUNTALES

Nuestra habitación estaba muy bien, era amplia, bien decorada y tenía un pequeño balcón que daba a la calle. Lo peor era el baño que era muy pequeñito, pero por lo menos había agua caliente. Si vais a viajar a Colombia, tened presente que muchos hoteles no tienen agua caliente, así que, si esto es importante para vosotros, enteraos bien antes de reservar.

CARTAGENA

Una vez acoplados, salimos a pasear por las calles de Cartagena y a buscar un sitio para comer. La mayoría estaban ya cerrados porque eran casi las 4 de la tarde y al final comimos en la terraza de un restaurante en la Plaza de Sto. Domingo por 115.000cop (33€) Ahí ya empezamos a notar que Cartagena era más cara que los otros lugares donde habíamos estado.

PLAZA DE SANTO DOMINGO

Después de comer seguimos dando un paseo por la ciudad, la verdad es que todo lo que veíamos nos estaba encantando, Cartagena tiene algo que la hace muy especial.
Vimos que había muchísimos restaurantes con encanto, hoteles boutique, tiendas coquetas, ropa bonita
Cartagena es enorme, tiene su zona moderna con rascacielos, pero sin duda, la parte más bonita es la ciudad amurallada, que solo ocupa una pequeña parte de la ciudad. Los grandes hoteles están en la zona de playas de Bocagrande o La Boquilla y hay hoteles más modestos en el barrio de Getsemaní que está frente a la ciudad amurallada saliendo por la puerta de la Torre del Reloj. Te recomiendan que no salgas de la ciudad amurallada porque es lo más seguro para el turista, pero en ocasiones salimos y no vimos nada raro.
En nuestro paseo salimos a la muralla justo cuando estaba cayendo el sol y nos quedamos para presenciar un mágico atardecer en un marco incomparable de murallas y cañones y con la moderna Cartagena de fondo.

CONTRASTES ANTIGUA Y MODERNA CARTAGENA

Tras la puesta de sol volvimos al hotel, nos arreglamos y salimos a cenar a un restaurante que estaba muy cerquita del hotel, Juan del Mar, en la Plaza de San Diego. Esta es mi plaza preferida de Cartagena. A un lado la iglesia de San Diego, enfrente el lujoso hotel Sofitel Legend Santa Clara, en el centro jardines y a los otros dos lados, restaurantes y cafés con encanto. Esta plaza es también uno de los puntos de partida de los coches de caballos.
El restaurante Juan del Mar nos gustó mucho. No es muy grande así que es mejor reservar. Cenamos dentro porque la terraza es más bien para bebidas. Está decorado con mucho gusto y tiene actuaciones en directo. La comida muy buena y muy bien presentada y el servicio excelente. La cena de los dos con botella de vino nos salió por 246.000cop, unos 70€ (los precios de Cartagena ya se van pareciendo a los de Europa)

RESTAURANTE JUAN DEL MAR

Después de cenar nos fuimos dando un paseo hasta La Vitrola, un local con mucha solera donde van famosos y políticos, había leído que era un buen sitio para tomar una copa escuchando una orquesta que toca música cubana, pero cuando llegamos estaban a punto de cerrar y la orquesta ya había terminado la actuación, aun así nos tomamos la copa (30.000cop 9€). Tiene portero y normas de vestimenta, no se puede entrar en pantalón corto, al menos los hombres.
Volvimos paseando al hotel y a dormir que mañana lo dedicaremos a patearnos la ciudad.

 Día 8: Cartagena

Nos levantamos sin muchas prisas y subimos a la terraza del hotel a desayunar. Somos los únicos clientes, así que el desayuno nos lo preparan en un momento. No es muy completo, pero no está mal. Ya con las pilas recargadas salimos a conocer mejor la ciudad. Empezamos por la Plaza de San Diego, que resulta igual de bonita de día que de noche. Entramos en el hotel Santa Clara para verlo. Es un edificio histórico del siglo XVII. Fue convento de las Clarisas, después cárcel, luego hospital y a principios de los 90 lo restauraron para convertirlo en hotel de lujo. Tiene un claustro muy bonito.
Salimos de la plaza por la calle opuesta a la iglesia y llegamos a la calle del Curato.

CALLE DEL CURATO

Giramos a la derecha para ver la casa de Gabriel García Márquez, que solo se puede ver por fuera, no se puede visitar. La casa está en la esquina que da a la muralla a la altura del baluarte de Santa Clara, así que paseamos por la muralla hacia el Baluarte de Santa Catalina. Antes de llegar al Baluarte bajamos de la muralla para ver la Plaza de las Bóvedas. Son 47 arcos y 23 bóvedas.

PLAZA DE LAS BÓVEDAS

Tuvo uso militar durante la época colonial, durante la independencia se convirtió en cárcel y después se restauró y se instalaron tiendas de artesanías, antigüedades y bares. Nos dimos una vuelta por las tiendecitas, compramos algunos recuerdos y yo me di un capricho. No sé si sabéis que Colombia es famosa entre otras cosas por sus esmeraldas y en las Bóvedas hay muchos establecimientos que las venden de todas las formas posibles, desde la piedra en bruto a engarzadas en anillos, collares, pendientes, etc. y pueden estar montadas en oro o en plata. Bueno pues yo me encapriché de un anillo de plata con una esmeralda en el centro y circonios a los lados y después de mucho regatear me la dejaron en 170.000cop casi 50€, que no tengo ni idea de si es caro o barato, tampoco entiendo de esmeraldas para saber la calidad, me dieron un certificado de garantía, eso sí, pero bueno, a mí me gustó y así tengo un recuerdo.
Al salir de las Bóvedas, y para que no se nos hiciera tarde como el día anterior, buscamos un restaurante para comer seleccionando uno de la lista que llevaba de restaurantes recomendados. Era “El Boliche” cevichería en la Carrera 8 entre la calle 38 y 39. Calle de Cochera del Hobo y estaba a solo 5 minutos caminando. Así que fuimos para allá. Me sorprendió porque al ser una cevichería, yo pensaba que iba a ser algo más popular e informal, pero no, era casi un restaurante gourmet, muy pequeñito, eso sí, pero muy bien decorado. Entramos y el ambiente era helador, tenían el aire acondicionado a tope, así que preferimos quedarnos en una mesita que había fuera, dentro del local, pero fuera del congelador, casi en la calle. Nos trajeron la carta y solo con ver el formato ya nos dimos cuenta de lo que cuidaban los detalles. Tenían una amplia variedad de ceviches además de otros platos como, por ejemplo, empanadas de cangrejo y de pulpo.
Yo me decidí por la empanada e cangrejo (que estaba muy buena) y el Ceviche a la espuma de mar que estaba francamente delicioso, el mejor ceviche que he comido. Todo muy bien presentado y acompañado por dos cervezas Club Colombia bien frías. La comida salió por 220.587cop unos 60€ pero los pagamos con gusto porque todo nos encantó. Horario 12:30 – 15:00 y de 19:00 a 23:00
Continuamos caminando por las calles de esta preciosa ciudad y llegamos a la plaza de la Torre del Reloj.

TORRE DEL RELOJ

En esta plaza se encuentra la entrada principal de la ciudad amurallada, ahora hay tres puertas, pero inicialmente solo existía esta y por supuesto hay una torre con un reloj, que es la que da nombre a la plaza. En el centro hay una estatua a Pedro de Heredia, el conquistador español que fundó Cartagena de Indias. Un poquito más abajo, pero prácticamente unidas, está la Plaza de los Coches, llamada así porque este es el otro punto de partida de los coches de caballos. A los lados hay unos soportales donde se venden los mejores dulces caseros de la ciudad según dicen, porque no los probamos.
Salimos de la ciudad amurallada para acercarnos al Muelle de la Bodeguita, de este muelle parten las excursiones para ir a las islas del Rosario y Barú y hay un montón de pequeñas oficinas, todas en línea, donde venden los tickets para las excursiones. Podríamos haberlos comprado en cualquier agencia de viajes, que hay muchas, pero preferimos ir al muelle porque imaginamos que al haber menos intermediarios sería más barato. Os explico cómo llegar, no tiene pérdida, sales de la muralla por la puerta de la Torre del Reloj, caminas hacia la derecha y tras un corto paseo de 10 minutos, cruzas y allí está el muelle.
Nos informamos del precio de la excursión insistiéndole a la vendedora para que nos enseñase fotos del barco, pues ya nos habían advertido que había barcos malos e incómodos. Como nos gustó el barco, reservamos para el día siguiente por 65.000cop, unos 18€ cada uno comida e impuestos portuarios incluidos. Tuvimos que dejar una señal de 10.000cop, unos 3€ y el resto lo pagaríamos al día siguiente.
Después volvimos a la ciudad amurallada y continuamos nuestro recorrido turístico. Fuimos a la Catedral, que tiene una fachada preciosa, pero no se podía visitar así que fuimos al Santuario San Pedro Claver, construido a principios del siglo XVII por los jesuitas, debe su nombre a San Pedro Claver, misionero jesuita español que fue defensor y protector de los esclavos y que vivió en este monasterio hasta su fallecimiento.

SANTUARIO SAN PEDRO CLAVER

Como cosa curiosa, en la entrada del santuario suele haber un grupo de mulatas vendiendo fruta que cuando ven que vas a sacar una foto a la iglesia, se tapan la cara para que no las saques pues piden dinero por salir en las fotos.
Muy cerca de allí está la Plaza de la Aduana, es la más grande de Cartagena y en ella está la que fuera la casa de Pedro de Heredia, el fundador de la ciudad y una estatua de Cristóbal Colón. Se cree que en esta plaza tenía lugar la venta de esclavos procedentes de África.
Seguimos subiendo por la Carrera 4 hasta la Plaza Bolívar, dejando a un lado el Museo del Oro y el Museo de la Inquisición, que no nos daba tiempo a verlos.
La Plaza Bolívar comenzó llamándose Plaza de la Iglesia, más tarde, Plaza Mayor, después Plaza de la Inquisición, cuando se instaló en Cartagena el Santo Tribunal de la Inquisición y finalmente, años más tarde, pasó a llamarse Plaza de Bolívar, cuando se instaló en ella la estatua ecuestre del libertador.
Seguimos por la calle 33 hasta la Carrera 3, giramos a la derecha y seguimos caminando hasta la Plaza de Santo Domingo que es una de las más bonitas y concurridas de Cartagena. Habíamos estado el día anterior comiendo allí, pero quisimos volver para verla con más detalle.
En la plaza se encuentra la Iglesia de Santo Domingo, es la más antigua de Cartagena de Indias, merece la pena entrar a verla porque su interior es muy bonito. Justo pegado a la iglesia está el Consulado de España y frente a la puerta de la iglesia hay una escultura de Botero, la Gertrudis. Se dice que en esta plaza tuvieron lugar las ejecuciones de la inquisición. Ahora es mucho más alegre y está llena de bares y terrazas donde los artistas y cantantes animan la plaza. Preciosas las casas de colores con balcones de madera que a mí me recordaba mucho a los balcones canarios.


Por la Calle 35 o Callejón de los Estribos llegamos al Baluarte de Santo Domingo, eran más de las 17:00 y queríamos ver la puesta de sol desde un sitio ideal que vimos el día anterior, el Café del Mar, una terraza sobre la muralla, muy moderna, de ambiente chill out y dj en directo y desde luego un sitio ideal para tomar algo contemplando el atardecer. Nos tomamos 2 Coca-colas (13.200cop) y disfrutamos a tope del mejor espectáculo de la naturaleza.

CAFÉ DEL MAR

De regreso al centro fuimos bordeando la muralla hasta llegar al Teatro Heredia. El teatro se construyó en 1906 sobre las ruinas de la Iglesia de la Merced. En un principio se llamó Teatro Municipal hasta que en 1933 y para conmemorar el cuarto centenario de la fundación de la ciudad se le puso el nombre del fundador.
Después seguimos caminando por la Carrera 4 que dicen que es la calle más bonita de Cartagena de Indias por sus balconadas y la silueta de la Catedral al fondo.

LA CALLE MÁS BONITA DE CARTAGENA

Antes de volver al hotel compramos algunas cosas que necesitábamos en el supermercado “Éxito” que es una cadena que está por toda Colombia y tiene muy buenos precios.
Ese día habían llegados nuestros amigos a Cartagena y habíamos quedado con ellos para cenar, así que nos fuimos al hotel a ducharnos y arreglarnos porque habíamos escogido un restaurante muy bonito para la cena al que habíamos echado el ojo en uno de nuestros paseos. Se trata del restaurante Amadeus que pertenece al Casa Pestagua Hotel Spa que está en la Carrera 3 muy cerca de la Plaza de Santo Domingo. Solamente la entrada ya es preciosa, con un gran portalón que da acceso a un bonito patio con fuentes donde está el restaurante con mesas exquisitamente decoradas. El servicio muy atento, la comida excelente, especialmente el Tataki de atún rojo y la mejor compañía, nuestros amigos, con los que pasamos un rato estupendo compartiendo las peripecias del viaje y dándonos consejos de aquí y de allá. La cena nos salió por 127.666cop unos 36€ los dos, lo que nos pareció barato para el sitio que era, eso sí, no tomamos vino sino cerveza. El vino encarece muchísimo la factura porque no te vale menos de 20 o 30€ la botella. El hotel tenía que ser precioso, pero por lo que vimos luego, también muy caro, casi 200€ la noche.

CASA PESTAGUA HOTEL & SPA


Cuando salimos de cenar nos fuimos todos a la Plaza de San Diego porque habíamos visto un bar restaurante cubano, “Cuba 1940”, que tenía buena pinta para tomarse unos mojitos. Nos sentamos en la terraza y degustamos nuestras copas contándonos nuestras vidas y conociéndonos un poco más. (30.000cop 9€ la copa).
Cuando nos despedimos, quedamos para cenar al día siguiente, pero esta vez cerca de su hotel en el barrio de Getsemaní.
Nos fuimos a dormir, el día había sido completito, habíamos pateado mucho, estábamos cansados y mañana tocaba excursión a la playa, a las Islas del Rosario y Barú.

Día 9: Cartagena. Excursión a las Islas del Rosario y Barú.  

Nos levantamos pronto porque teníamos que estar a las 8 en el muelle de La Bodeguita. Desayunamos rápido y salimos para el muelle, lo mejor era ir caminando, pero estaba a unos 20 minutos del hotel. Cuando llegamos presentamos el papel de la reserva y pagamos el resto. Nos hicieron esperar un rato en el muelle hasta que nos permitieron subir al barco.
Son lanchas rápidas, para quienes les guste la adrenalina es mejor sentarse delante porque cuando toma velocidad en esta parte es donde más se notan los golpes sobre el agua, si no, mejor que te sientes detrás.
En primer lugar, llega a Isla Barú en 40 minutos, ahí desembarcan los que han elegido hacer solo la excursión a esta isla. Luego parte a Islas del Rosario que son 20 minutos más. Por el camino vimos una isla pequeñita con una sola casa que nos comentaron que se decía que había pertenecido a Pablo Escobar.

DICEN LOS NATIVOS QUE ESTA ISLA PERTENCIÓ A PABLO ESCOBAR

Primero para en un Acuario para los que quieran bajarse a verlo y los que quieren hacer snorkel continúan en la lancha y te trasladan a una zona apropiada para hacerlo que está a unos 700 metros del muelle del Acuario. Por hacer el snorkel te cobran 20.000cop 6€ más en concepto de alquiler del equipo.

Nosotros elegimos esta opción y nos fuimos a hacer snorkel que estuvo muy bonito y vimos peces de vivos colores.

Tiempo aproximado allí 45 minutos. Luego volvimos a Isla Barú, concretamente a Playa Blanca, donde estuvimos alrededor de 2 horas. Allí era donde servían el almuerzo que estaba incluido y eso fue de traca. Varias lanchas, todas al mismo chiringuito donde había una zona de mesas largas y bancos corridos, una barra de bar y una ventana ante la que tenías que hacer fila para que una señora con rulos te fuera dando un plato en el que depositaba un pescado frito y arroz y de bebida una limonada. Nosotros pasamos de la limonada y nos pedimos dos Club Colombia en la barra que nos costaron 10.000cop 3€. La comida no estaba mala, pero la forma de servirla no tenía nombre.

Después de la suculenta comida fuimos a bañarnos y luego, por no estar sobre la arena alquilamos dos sillas y una mesita bastante cutres por 10.000cop 3€.
La playa de Barú es espectacular, arena blanca, mar turquesa, agua calentita, pero la pena es que no la tengan cuidada y las infraestructuras sean tan cutres. Hay unos aseos en la playa en no muy buenas condiciones y que tienes que pagar por entrar 2000cop 0.57€. En Colombia, en casi todos los aseos de lugares públicos hay que pagar por entrar.

BARÚ


Una sugerencia, si no vais a hacer snorkel no merece la pena ir a islas del Rosario, es preferible quedarse en Barú cuando hace la primera parada.
Salimos de Barú sobre las 15:00. El viaje en lancha rápida es muy divertido, por lo menos a mí me encanta cuando toma velocidad y sientes el viento y el mar salpicándote en el rostro.
Hicimos una parada en lo que se podría llamar los suburbios de Cartagena para dejar a uno de los empleados, el lugar se veía muy humilde, nada que ver con el skyline de Cartagena que vimos poco después con sus altos rascacielos que dudabas si estabas allí o en Miami.

SKYLINE CARTAGENA

A las 15:45 estábamos entrando en el puerto.
En el muelle donde desembarcas hay aseos con duchas que son muy útiles porque llegas lleno de arena y mojado y viene muy bien poder darte una ducha y ponerte ropa seca.
Volvimos a la ciudad amurallada entrando por la Puerta del Reloj y como teníamos ya hambre fuimos a merendar a la pastelería Mila, que es muy famosa y tiene unos dulces y tartas buenísimos. Ese día entre unas cosas y otras, no nos dio tiempo de llegar a ver el atardecer desde la muralla, así que lo vimos desde la azotea del hotel. Después nos duchamos y arreglamos porque habíamos quedado con nuestros amigos a las 21:30 en un restaurante de Getsemaní y antes queríamos dar una vuelta en un coche de caballos. Fuimos a cogerlo a la Plaza de San Diego, tienen tarifas fijas, o eso nos dijo el cochero, 60.000cop 17€ por media hora de paseo desde la Plaza de San Diego hasta la Plaza de los Coches junto a la Torre del Reloj.
Los coches y los caballos están cuidados y limpios. El paseo bajo la luna llena por las calles de Cartagena fue espectacular. El cochero nos iba explicando la historia de los lugares por los que íbamos pasando y esto nos ayudó a entender mejor la historia de la ciudad.

PASEO EN COCHE DE CABALLOS

Una cosa curiosa que nos contó es que los picos que veíamos en los techos de los balcones tenían su explicación, que era, que en la época de la inquisición se obligó a poner en las puntas de los tejados una teja en pico, para así «cazar brujas» y aquella casa que no tenía alguna de las tejas en pico, era porque ya había cazado alguna…
Él fue también el que nos dijo que la Carrera 4 estaba considerada la calle más bonita de Cartagena y desde luego, con razón.
Después del bonito paseo llegamos a la Plaza de los Coches a las 21:00 con tiempo de sobra para salir por la puerta del reloj y cruzar a Getsemaní para ir al restaurante Las Indias Boutique Gourmet donde habíamos quedado con nuestros amigos. El restaurante es muy bonito, puesto con todo detalle, tiene también unas mesas en un patio interior o jardín y nosotros preferimos cenar allí al aire libre. Resultó que el propietario es un español afincado en Cartagena y estuvimos hablando un buen rato con él. La comida estaba exquisita y los platos muy bien presentados. La cena de los dos nos salió por 133.000cop, 37€.
Después de cenar nos despedimos de nuestros amigos con mucha pena pues ellos acababan el viaje allí.
Al ser ya tarde y estar las calles vacías, tomamos un taxi para regresar al hotel que nos costó no llegó a 2€.
Nos acostamos enseguida porque teníamos que madrugar mucho ya que al día siguiente nos íbamos a la isla de San Andrés y el vuelo salía a las 07:45.
Mi opinión sobre Cartagena: Es una ciudad especial, con muchísimo encanto y un no sé qué que te hechiza. Necesitas al menos 3 días si quieres hacer la excursión a las islas, pero si quieres pasar allí más tiempo e incluso ir en plan de playa, como la de Cartagena no es buena, tienes más excursiones para hacer a otras islas que tienen muy buena pinta. Si viajas a Colombia, no te la puedes perder, pero incluso merecería la pena para un viaje que se centrase únicamente en esa ciudad.

Día 10: Cartagena/San Andrés / San Luis

Los vuelos los habíamos comprado también con Viva Colombia en su página web y nos habían salido por 298.184cop 85€ los dos con el “paquete paseo”. Salimos a las 07:45 y a las 09.15 ya estábamos aterrizando en San Andrés. Hay que pagar un impuesto de entrada a San Andrés 105.000 cop, 30€.
Las Islas de San Andrés y Providencia, pertenecen a Colombia, pero están enfrente de Nicaragua, de hecho, nos comentaron que la tierra es colombiana y el mar nicaragüense. Toda la isla tiene un rollito jamaicano que nada tiene que ver con el resto de Colombia.
Habíamos reservado en el Hotel Cocoplum de San Luis, no me preguntéis por qué, pero yo hacía tiempo que estaba obsesionada con ir a ese hotel, lo había visto en alguna web y me había encantado, decía que estaba en la mejor playa de la isla, que era un hotel boutique, etc. No encontramos habitación doble y era tanto mi empeño que reservé una para cuatro personas, que claro, subía mucho más de precio, casi 180€ la noche y solo incluía el desayuno, pero bueno, era un capricho.

HOTEL COCOPLUM

Al salir del aeropuerto tomamos un taxi que nos costó 21.000cop, unos 6€ y tardamos 15 minutos. Al llegar, nos sorprendió la recepción, porque la verdad, no tenía ningún encanto. Como era pronto, la habitación no estaba preparada aún y nos dijeron que seguramente no nos la podrían dar hasta las 15:00, pero que nos dejaban una habitación de cortesía para que nos diéramos una ducha, nos pusiéramos el traje de baño y nos fuéramos a la playa. Ah mira, qué buen detalle, pensamos. Un chico muy amable nos acompañó y nos llevó las maletas a la habitación de cortesía y Oh, sorpresa, estaba sin hacer, toda revuelta, la cama deshecha, el baño sucio, las toallas usadas, los botecitos de gel y champú, acabados y había allí maletas de más personas. Cuando nos recuperamos de la sorpresa y el asco, decidimos abrir nuestras maletas, sacar nuestro propio gel, nuestra toalla y las chanclas y así pudimos ducharnos y cambiarnos de ropa. Cuando salimos y le dijimos al chico amable que ya habíamos terminado y que podía llevar las maletas al cuartito que tuvieran para ello, nos dijo que no, que ese era el cuartito para las maletas. ¿Perdona? ¿Tengo que dejar las maletas ahí sin vigilar que está entrando y saliendo gente que no sé lo que van a hacer? Pues sí, ahí las tuvimos que dejar, no tenían otro sitio. Aquello ya me dio muy mala impresión del hotel. Nos fuimos a la playa y efectivamente era estupenda, kilómetros de playa de arena blanca, mar turquesa a buena temperatura y justo enfrente del hotel el Rocky Cay, o sea, una vista fantástica.

PLAYA DEL HOTEL

En la playa del hotel había tumbonas, nos dieron toallas, todo bien. Después de bañarnos fuimos a comer para hacer tiempo hasta que nos dieran la habitación. Ahí ya vimos que el hotel estaba poco cuidado y puesto con poco gusto. Tenía unas mesas fuera, justo en la playa que ahí fue donde nos sentamos y ahí vale, pero al lado vimos el que era el restaurante principal del hotel, abierto pero techado. Qué espanto, pequeño, mal puesto, con manteles de plástico de colorines horribles, vamos, que eso de hotel boutique, nada. Y la atención también iba a juego con el mobiliario y los manteles, parecía que te hacían un favor. El aseo que había en la zona del restaurante y piscina, también muy mal cuidado.

HOTEL COCOPLUM

La pequeña piscina, sin ningún encanto, no apetecía bañarse. Alrededor no había nada, sólo un pequeño supermercado poco abastecido y no había más restaurantes cerca, lo que te obligaba a hacer todas las comidas en el hotel. La habitación, como ya habíamos visto la de cortesía, nos imaginamos que sería similar. Total, que, visto lo visto, nos parecía un escándalo lo que íbamos apagar, así que decidimos que cuando hiciéramos el check in, lo haríamos solo para 1 noche y no para las 4 que pensábamos estar en un principio. Buscamos en Booking otro hotel y nos decidimos por el Decamerón Isleño, costaba prácticamente lo mismo, pero era todo incluido y además era un señor hotel. Y eso hicimos, cuando por fin nos dieron la habitación, dijimos que nos quedábamos solo esa noche. No nos pusieron problemas, así que pagamos los 628.000cop, 180€ y ya.
La llave de la habitación era una pulsera de plástico elástica que en el centro llevaba un círculo donde tenía el mecanismo para abrir la puerta. Una pulsera que se ponía cliente, tras cliente, me pareció bastante antihigiénico. La habitación estaba en la planta baja, en el paso de todo el mundo para ir a la playa o al restaurante, por lo que te obligaba a tener las cortinas echadas a todas horas. Era grande, porque era para 4 personas, tenía dos dormitorios y dos baños, pero se notaba el poco mantenimiento que tenía. El inodoro no corría bien, se atascaba. No había agua caliente a todas horas, solo a algunas determinadas, en fin, que habíamos hecho bien en pagar solo 1 noche.
Nos fuimos otro rato a la playa y luego nos duchamos para ir a cenar. Solo estaba abierta la parte techada, la de los manteles. Ni que decir tiene que no merecía la pena ni ponerse un vestido mono para el sitio que era.
Encima del restaurante había una terraza que quizá en algún tiempo había sido chill out, para tomar una copa, pero cuando subimos no había nadie, ni luz. Allí había también un restaurante con aire acondicionado pero que debía de estar cerrado porque tampoco vimos movimiento. Pedimos un gin tonic en el bar, nos lo subimos a la terraza y disfrutamos de la increíble luna llena que se veía preciosa a través de los cocoteros y con el mar de fondo.

Día 11: De San Luis a San Andrés capital 

Hoy nos trasladábamos desde San Luis a San Andrés, pero antes queríamos ir a Rocky Cay un rato así que nos levantamos pronto, desayunamos en el hotel (desayuno de rancho tipo bufé sin ninguna calidad) y nos fuimos paseando por la playa hasta la altura de Rocky Cay, al que se llega mitad caminando por el agua y mitad nadando.

PLAYA DEL HOTEL Y ROCKY CAY

Después de haber tenido la experiencia y haber hecho unas cuantas fotos, volvimos a la habitación, recogimos las maletas y pedimos un taxi para que nos llevara a San Andrés (20.000cop o 6€) estábamos deseando irnos de ese hotel.
Llegamos al Decamerón Isleño, el hotel está frente a la playa de Sprat Bight, en San Andrés ciudad, dicen que es la mejor de la isla. Hicimos el check in y pagamos la nada despreciable cantidad de 1.795.500cop o 516€ por 3 noches, eso sí, en todo incluido. Era un hotelazo tipo los de Punta Cana o Riviera Maya, pero a diferencia de estos, le separaba de la playa una especie de paseo marítimo, estrechito y la playa era pública. Tenía tumbonas en la playa, pero nunca conseguimos reservar porque estaban contadas, la mayoría de la gente se quedaba en las tumbonas que había en la piscina e iba a la playa solo a darse un chapuzón, pero esto a mí no me convence del todo porque piscinas las hay en todas partes, pero ese precioso mar, no. En cualquier caso hay que reconocer que la piscina era una gozada y con tumbonas dentro del agua.

HOTEL DECAMERON ISLEÑO

También tuvimos que esperar a que nos dieran la habitación y para hacer tiempo nos fuimos a comer. El restaurante era enorme y bien decorado y en el bufé no faltaba de nada y todo de muy buena calidad. Estaba situado frente a la playa, así que tenías buenas vistas mientras comías.

Después de comer volvimos a la recepción y nos dieron la habitación. Al principio nos fastidió porque no estaba en uno de los edificios del hotel sino en uno anexo, pero luego resultó que era mucho mejor. La habitación era muy amplia y muy bien decorada, se veía todo nuevo, el baño enorme con la ducha y el inodoro separados por puertas de cristal y una terraza amplia con tumbonas con una vista espectacular a la playa de Sprat Bight (la mejor de la ciudad) y Johnny Cay, que está justo enfrente. El agua del mar tiene unos colores increíbles y por eso al mar de San Andrés lo llaman el mar de los siete colores.

EL MAR DE LOS 7 COLORES Y JOHNY CAY

Después de deshacer las maletas nos pusimos en plan playero y nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad (o pueblo, porque es pequeño) de San Andrés y hacer algunas compras. También nos informamos sobre las excursiones a Johnny Cay y a otros cayos. Luego nos dimos un bañito en la playa y otro en la piscina, nos arreglamos, nos fuimos a cenar y después nos tomamos un cóctel viendo el show que hacían en el hotel porque no vimos mucho más ambiente por los alrededores, aunque nos comentaron que había discotecas, tampoco nos apetecía mucho salir del hotel.

Día 12: San Andrés 

Después de un completísimo desayuno, nos pusimos a organizar el tour para el día siguiente. Unos amigos que habían estado antes nos pasaron el contacto de la persona con la que lo habían organizado ellos y le enviamos Whattsapp. Os paso los precios por si estáis interesados
– Tour completo VIP todo el día de 09:30 a 17:30: Johnny Cay, Cayo Acuario, Haynes Cay, mantarrayas, manglares con guía. Coctel de bienvenida, si estás hospedado en el centro te recogen en el hotel para llevarte a la Marina, sale por 40.000 cop o 12€ sin entrada a Johnny Cay, pero tenía una promoción en 35.000 cop o 10€ con entrada incluida.
– Solo a Johnny Cay: 15.000 cop o 4€ + entrada (unos 5000cop 1,40€)
– Solo a Cayo Acuario: 15.000 cop
– Tour super combo de dos días que era básicamente lo mismo pero repartido en 2 días e incluía la entrada y la comida del segundo día 75.000cop o 21€
Como veréis muy barato todo. Nos dijo que también tenía salidas exclusivamente de snorkel, de buceo, motos de agua, tours en los manglares con kayaks transparentes, motos, carritos golf, parasailing, etc., pero de eso ya no preguntamos los precios.
Elegimos el primero y vino al hotel para que le diéramos una señal de 21.000cop 6€ y el resto lo pagásemos al día siguiente en la Marina. Nos dijo que la comida no estaba incluida pero que se hacía en Johnny Cay y que salía por 30.000 cop 8€ y quedamos con él para que viniesen a recogernos al día siguiente.
El tour que elegimos, por la tarde, era básicamente de snorkel y aunque nos habíamos llevado nuestro propio equipo, mi chico se olvidó en España las zapatillas de agua o escarpines, que son básicos en cualquier sitio donde haya coral para no hacerte daño en los pies, así que salimos a comprar unas, las vendían en un montón de sitios y las conseguimos por 12.000cop, 3,50€. Nos dimos una vuelta por las tiendas y chicas, había unos bikinis preciosos y de buena calidad por unos 20€ cada pieza, así que me compré un par.
Luego disfrutamos el día en la playa de Sprat Bight, la verdad es que es preciosa y me llamó la atención el tipo de sombrillas que te alquilan porque son más bien toldos o carpas, como ellos dicen.

SPRIT BIGHT BEACH

Al final un bañito en la piscina, ducha, cena, copa viendo un show en el hotel y a la cama que mañana nos vamos de excursión..

Día 13: San Andrés – Johnny Cay – Cayo Acuario – Haynes Cay

Después de desayunar nos recogieron en el hotel para llevarnos al muelle. Allí tuvimos que estar esperando un buen rato mientras llegaban las barcas y nos distribuían en ellas por agencias. El recinto donde esperas es al aire libre y muy básico, tiene una especie de bancos corridos, tipo gradas para esperar y hay puestos de bebidas y de ropa lo que nos vino muy bien porque mi chico se volvió a olvidar los escarpines en el hotel (qué cabeza) y tuvo que comprarse otros allí, 40.000cop, 11€, fijaos qué diferencia de precio con los que compramos en la tienda del centro. También compramos unas camisetas acuáticas. Recomiendo mucho estas camisetas finas de manga larga que secan rápido para protegerte del sol mientras haces snorkel. En el puesto nos costaron 40.000cop 11€ cada una, pero en las tiendas también eran más baratas.
Bueno, por fin embarcamos en lanchas rápidas y tras una corta travesía llegamos a Johnny Cay, que es un islote pequeño precioso como de película con una arena blanca, blanquísima y un agua turquesa ideal, la pena es que se fue llenando de gente hasta estar masificado.

JOHNNY CAY

Alquilamos una sombrilla y dos tumbonas por 35.000 cop 10€, caro en comparación con lo que nos había costado toda la excursión, pero bueno, queríamos estar cómodos para disfrutar de ese paraíso.
En el centro hay mesas y varios chiringuitos. Nos reunieron a todos los de la lancha en una de ellas y nos explicaron cómo iba el tema de la comida, había que encargarla y podías elegir entre pollo, pescado o langosta, las dos primeras opciones valían 30.000 pesos y la langosta 100.000. Como no nos fiábamos mucho del estado de conservación de las langostas allí, elegimos la opción pescado. Si no llevabas suficiente efectivo, te daban la opción de abrirte una cuenta y luego ir a cobrar a tu hotel, cosa que nos vino muy bien y así lo hicimos. Nos citaron allí a las 12:00 para comer y nos fuimos a disfrutar de la playa.
Los refrescos valían 5000cop, 1,50€
Dimos una vuelta al pequeño cayo, nos bañamos y a las 12:00 fuimos a comer. El pescado estaba muy rico y lo acompañamos con una cerveza Club Colombia bien fresquita. Como las mesas eran de esas que están unidas a los bancos y tienes que pasar las piernas para poder sentarte, no sé qué hice, pero me caí a la arena y me raspé con la madera del banco, otra vez que nos vino muy bien el aerosol de apósito líquido desinfectante.
Después de descansar un rato tras la comida, volvimos a la lancha para ir a Cayo Acuario. El viaje en lancha fue muy bonito disfrutando de la vista un agua preciosa con diferentes tonos, por eso al mar de San Andrés se le llama el mar de los 7 colores. Pasamos por la barrera coralina que según nos dijo el guía es la tercera más importante del mundo.

Y llegamos a Cayo Acuario que es sencillamente espectacular, lo llaman así no porque haya un acuario convencional, si no por la gran riqueza marina. Es una lengua de arena blanquísima y lo mejor está bajo el agua. Había lo que ellos llamaban lockers para dejar tus cosas mientras te sumergías, pero en realidad era una señora que te daba unas bolsas enormes para que guardaras tus cosas y ella las cuidaba por el módico precio de 5000cop (1.50€), eso sí, le ponía un candado. Metimos nuestras cosas en la bolsa y nos sumergimos para ver un espectáculo maravilloso, cientos de peces de colores, caracolas, estrellas de mar y al otro lado una zona llena de mantas rayas.

SNORKEL EN CAYO ACUARIO

Cuando salimos fuimos a Haynes Cay, al que se llega caminando por el agua, están prácticamente pegados. El cayo está deshabitado y solo tiene un chiringuito. Volvimos a la lancha y fuimos a los manglares, pero los vimos de refilón, no me causaron impresión, la verdad.

HAYNES CAY


Regresamos a la Marina y tuvimos que volver al hotel caminando porque el traslado de regreso no estaba incluido, la verdad nos vino bien para secarnos porque llegamos empapados de lo que salpicaba el agua en la lancha. Al llegar fuimos un ratito a la playa frente al hotel para despedirnos de ella.
Por la noche habíamos reservado para cenar en uno de los restaurantes a la carta del hotel, pero solo encontramos cupo para el que está en Rocky Cay, así que volvimos a San Luis, por cierto, que tienes que ir por tus medios, ellos no se encargan del transporte. Cogimos un taxi y nos costó 18.000 cop por trayecto.
El restaurante estaba dentro del Club de Playa del Decamerón San Luis. Era al aire libre y estaba bien puesto con velitas en las mesas que le daban un aire romántico. El servicio impecable y la comida muy rica. Después volvimos a nuestro hotel y nos tomamos allí un coctel antes de acostarnos, al día siguiente teníamos que levantarnos temprano porque salíamos para Bogotá.
Consejos prácticos para esta excursión, imprescindible llevar:

  • Zapatos de agua
  • Equipo de snorkel, si no lo llevas también te lo alquilan allí, pero si eres escrupuloso, mejor llévate el tuyo propio y recomiendo las caretas enteras que venden en Decatlón, son geniales, no se empañan y tienes un gran campo de visión.
  • Camiseta de nadar para no achicharrarte.
  • Cámara acuática, mejor las deportivas, tipo Go pro que las desechables.
  • Mejor ir temprano y no ir ni sábado ni domingo.

Mi opinión sobre San Andrés: tiene unas playas espectaculares, pero les falta infraestructura y limpieza. Los sanandresanos son menos amables y más antipáticos que el resto de los colombianos que me sorprendieron por su amabilidad. Yo solo lo recomiendo como parte de un viaje a Colombia, no como objetivo principal del viaje, porque para playas divinas hay otras zonas del Caribe como Punta Cana y Tulum que además tienen buenas instalaciones.

 Día 14: San Andrés/Bogotá  

Nos levantamos temprano, preparamos el equipaje, desayunamos y salimos para el aeropuerto que por cierto estaba muy cerquita del hotel, tardamos 5 minutos y el taxi nos costó 11.000cop (3€). En esa ocasión volábamos con Avianca y viva la diferencia, mucho mejor.
Llegamos al aeropuerto de Bogotá y tomamos un taxi para ir al hotel 36.000cop (10€). Habíamos reservado el hotel Holiday Inn Express & Suites Bogotá, 107€ 2 noches desayuno y Wifi incluido. El hotel está en la zona de Chicó, al lado del Parque de la 93, cerca de la zona rosa, del distrito financiero y en plena zona de ocio. Habíamos escogido este barrio, porque leímos que era más elegante y seguro y con muchas opciones de restaurantes y bares de copas, sitios de “rumba”, como dicen allí.
En general el hotel nos gustó mucho tanto por sus instalaciones como por la amabilidad de sus empleados.
Habíamos pasado del calor, calor al casi frío. Bogotá, debido a su altitud, tiene clima fresco durante todo el año con temperaturas entre los 6 y 22ºC.
Una vez instalados, nos dimos una ducha, nos arreglamos y nos fuimos a cenar al Salto del Ángel, un restaurante/pub muy de moda que estaba a 5 minutos caminando del hotel. Tiene dos zonas diferenciadas, por un lado, el restaurante y por otro y acristalado, el disco pub con actuaciones en directo. Había seguridad en la puerta y querían cobrarnos entrada, pero tras explicarles que íbamos a cenar, decidieron dejarnos pasar sin pagarla.
La cena estuvo muy bien, todo muy rico, bien presentado y con muy buen servicio. Al acabar de cenar pedimos unos gin tonics y nos los llevamos a la otra parte acristalada, el disco bar donde había un ambiente estupendo, rumba bogotana. Cena y copas 216.661cop (62€) Está en la Calle 93 esquina carrera 13. Restaurante y copas. De 12:00 a 03:00
Esa noche también trasnochamos bastante y eso que al día siguiente teníamos que levantarnos pronto para ver Bogotá.

RESTAURANTE SALTO DEL ÁNGEL

 Día 15: Bogotá 

Solo teníamos ese día completo para visitar la ciudad así que intentamos aprovecharlo al máximo. Después del desayuno tomamos un taxi del hotel para ir a Monserrate, la basílica que está en uno de los cerros de Bogotá, pero había tal cola para tomar el funicular, que desistimos y pedimos al conductor que nos llevase al centro (30.00cop, 8€), luego descubrimos que el mismo recorrido en un taxi normal era más barato, pero el hotel decía que esos taxis ofrecían mayor seguridad.
Empezamos nuestro recorrido por el Museo del Oro (abierto de martes a sábado de 09:00 a 19:00, y domingos de 10:00 a 17:00). Está en el Parque o plaza de Santander. Es un edificio muy moderno. La entrada cuesta 4000cop (1,15€) y la verdad es que es muy interesante, hay piezas de orfebrería y cerámica del período precolombino.

MUSEO DEL ORO

Según sales del museo a mano derecha está el Mercado de Artesanía y justo enfrente, al otro lado de la plaza están la iglesia de la Tercera y la iglesia de la Veracruz, en la famosa Carrera Séptima, son del siglo XVIII Y XVI respectivamente. Continuamos por la carrera Séptima, hacia la izquierda y a mano derecha nos encontramos con la Iglesia de San Francisco, que es la iglesia más antigua de Bogotá.

IGLESIAS DE LA TERCERA Y DE LA VERACRUZ

Seguimos caminando, observando el ambiente callejero hasta que llegamos a la famosa Plaza Bolívar, en pleno barrio de La Candelaria y plagada de monumentos, allí está la Catedral Primada de Colombia, la casa del Cabildo, la capilla del Sagrario, el Palacio Arzobispal, el Capitolio y el Congreso de la República. Lo único de la plaza que visitamos por dentro fue la Catedral. Se construyó a principios del siglo XIX en el mismo lugar donde ya había habido otras tres iglesias que habían servido en su día como catedral.

PLAZA BOLÍVAR

Después fuimos a comer a un restaurante que me habían recomendado y que yo también os recomiendo, es “La Sociedad”, que está en la calle 11, según sales de la catedral, a la derecha, la primera calle. En esa esquina está también la Casa del Florero o Museo de la Independencia, pero no nos dio tiempo de visitarlo. El restaurante está ubicado en una bonita casona colonial con un precioso patio donde se puede comer si el tiempo lo permite, también hay comedores interiores elegantemente decorados. Aunque el día estaba nublado y amenazaba lluvia, pudimos disfrutar de la comida en el patio. (130.019cop 37€)

RESTAURANTE LA SOCIEDAD

Después continuamos subiendo por esa misma calle, la 11, que me gustó porque era muy típica y porque se puede apreciar claramente que Bogotá está entre montañas.

Enseguida llegamos al Museo Botero, que era una de las cosas que más me apetecía visitar de Bogotá. La entrada es gratuita y los horarios son: lunes a sábado 9:00 a.m. a 7:00 p.m. Último ingreso a las 6:30 p.m. Domingos y festivos: 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Último ingreso a las 4:30 p.m. Cierra los martes.
También está ubicado en una casa colonial con un gran patio central. Las obras fueron donadas por su autor, el colombiano Fernando Botero y se distribuyen a lo largo de las dos plantas del edificio.
Como él era de Medellín, propuso donar todas sus obras al Museo de Antioquia de Medellín, pero la lentitud de las autoridades en su respuesta hizo que finalmente las donase a Bogotá y posteriormente y por petición de las autoridades antioqueñas, donó un buen número de piezas al Museo de Antioquia, además de las estatuas que están delante de este en el Parque o plaza Botero de Medellín.
Como él, además de artista, era también coleccionista de arte, en el museo se pueden ver no solo sus obras sino también las de artistas europeos como Picasso, Monet, etc.
Me encantan sus gordos y por más que indagué no encontré el origen de la fijación de Botero por estas figuras. Mi preferida es la Mona Lisa.

MUSEO BOTERO – MONA LISA

Acabada la visita, volvimos por la calle Séptima entrando en algunas tiendecitas, hasta el Parque Santander donde tomamos un taxi para regresar al hotel.
Después de la ducha de rigor y de acicalarnos, nos fuimos a cenar al restaurante Matiz que estaba justo detrás del hotel y que ya habíamos reservado desde España por las buenas críticas que tenía. No nos decepcionó. El local era muy elegante, también tenía terraza, pero la noche no estaba para cenar al aire libre. La comida exquisita, los platos muy bien presentados y el servicio de primera. Resulta que el camarero nos contó que el chef era español y luego vino él a saludarnos en persona. Cena con botella de vino 228.900cop (66€). Si vais a Bogotá os recomiendo este restaurante. Después de la cena fuimos a 80’s en esa misma calle a tomar una copita. Como era sábado el local estaba a tope y había muy buen ambiente, pero copas a precio local de moda de Madrid.(76.000cop o 22€, dos copas)
Nos fuimos a dormir no muy tarde porque al día siguiente queríamos aprovechar la mañana para ver más cosas antes de salir para el aeropuerto.

Día 16: Mercado de las Pulgas de Usaquen, traslado al aeropuerto y vuelta a casa 

Como el vuelo de regreso a España salía por la tarde, aprovechamos la mañana para ver el Mercado de las pulgas de Usaquén.

MERCADO DE USAQUÉN

Nos contaron que lo llaman así porque antiguamente se vendían muchos objetos viejos, actualmente no es así y puedes encontrar artesanía, antigüedades y un poco de todo. Es muy pintoresco y merece la pena la visita. Nos llamó la atención un mercadillo dentro de un garaje. Compramos unos imanes en un puesto que había un artesano haciéndolos y te los personalizaba, eran muy originales.

A parte de los puestos, el mercado tiene mucho ambiente y hay espontáneos demostrando sus habilidades como esta chica.

En el centro del mercadillo hay una gran plaza con una estatua de Simón Bolívar, el venezolano, también llamado Libertador porque colaboró en que países como Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Venezuela y Perú se independizaran de España.

Comimos allí mismo en el restaurante la Mediterránea de Andrei, recomiendo el carpacho de pulpo y el lenguado a las finas hierbas, buenísimos. (146.625 cop 42€ la comida de los dos) Después volvimos al hotel para recoger el equipaje e iniciar nuestra vuelta a España.
Cuando llegamos al aeropuerto quise plastificar la maleta, pero “sorpresa” no las plastifican por medidas de seguridad, ya sabéis, para poder revisarlas si sospechan que llevas “sustancias extrañas”, pero a cambio te ofrecen unas fundas muy chulas que son reutilizables y además las ponen un precinto, por cierto, que la mía llegó a Madrid sin él y con una notita dentro que decía que la habían revisado.
El vuelo de vuelta lo hicimos con Iberia y muy bien, salió en hora y fue muy cómodo y entretenido con tu pantalla propia para poder seleccionar la película que quieras, juegos, etc.

CONCLUSIÓN

No tenía muchas expectativas puestas en este viaje, pero tengo que decir que el país me sorprendió muy gratamente. Tuvimos muchas y muy buenas experiencias, es un viaje completísimo, paisajes, playas, ciudades coloniales, cultura, pero, sobre todo, su gente, los colombianos son encantadores y se desviven por ayudarte en todo lo que puedan.
Si estáis pensando en viajar a este bonito país, no lo dudéis, Colombia se está abriendo al turismo, tras pasar por unos años oscuros, y os recibirá con los brazos abiertos.

Podéis ver el vídeo haciendo clic en la foto –>

Espero que te haya gustado y te ayude a preparar tu viaje a este precioso país, si es así o si tienes alguna duda, puedes dejarme tu comentario. Muchas gracias por la visita!

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